CD. JUÁREZ.- El camino de ilusión que llevaría a centroamericanos y sudamericanos a mejorar la calidad de vida de su familia, seguridad y aumentar nivel económico, el pasado 27 de marzo se tornó en una pesadilla, pues sus sueños se apagaron dentro de la estancia provisional migratoria del Instituto Nacional de Migración (INM) en la que un terrible incendio arrebató la vida a 40 migrantes.
Entre lamentos, lágrimas, honras, coronas de flores, ataúdes cubiertos con la bandera del país y en algunos casos hasta música típica, fue como se recibieron los cuerpos de los migrantes que fallecieron entre las llamas del INM.
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Hombres originarios de Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras y Venezuela perdieron la vida en el incendio, el más joven del grupo tenía tan sólo 18 años y el más adulto de 51 años, todos compartían la misma ilusión: llegar a Estados Unidos y tener un empleo digno para enviar dinero a su familia.
Las llamas quemaron toda la ilusión y dejaron en la devastación a sus familiares, que además de vivir por días la incertidumbre de no saber, si su ser querido estaba vivo, lesionado o muerto.
El INM emitió la lista oficial, donde aparecieron los nombres de los 39 migrantes fallecidos, sin embargo, al paso de los días uno de los lesionados que fue trasladado a la Ciudad de México no resistió y también perdió la vida.
En investigación de periódico El Heraldo de Juárez, al tratar de conseguir información de los difuntos, se dio a conocer de manera extraoficial y por los mismos familiares los nombres de otras dos personas que también fallecieron y que a un mes de la tragedia no se han oficializado.
Estudiantes, agricultores, jornaleros, taxistas, peluqueros, misioneros católicos, trabajadores de construcción y exmilitares eran algunos oficios en los que trabajaban migrantes en sus lugares de origen.
Sin duda, la tragedia quedará marcada en la historia de Ciudad Juárez, frontera que siempre ha sido utilizada por miles de migrantes que buscan el sueño americano.
27 de marzo, un día lamentable
La noche del 27 de marzo marcó la historia de la frontera de Ciudad Juárez, al registrarse un terrible incendio que acabó con la vida de 40 migrantes de distintas nacionalidades de Centro y Sudamérica.
El siniestro se registró en el edificio del Instituto Nacional de Migración, que se encuentra ubicado a un costado del Puente Internacional Lerdo, en las avenidas Henry Dunant y Rivas Guillén.
Fue cerca de las 10:00 de la noche cuando se pidió auxilio a los números de emergencia, arribando al lugar elementos del Departamento de Bomberos, Secretaría de Seguridad Pública Municipal, Secretaría de Seguridad Pública Estatal, Ejército Mexicano, Guardia Nacional, Seguridad Vial, así como paramédicos de Rescate y la Cruz Roja Mexicana.
La escena era dantesca, decenas de cuerpos formados en el estacionamiento de dichas oficinas, negros por el hollín y con quemaduras en las extremidades.
Las cifras variaron minuto a minuto, ya que las autoridades esperaban un conteo oficial para poder saber el número total de migrantes que estaban ahí albergados.
Entrada la madrugada se dio la primera cifra oficial, 65 migrantes resguardados en la estancia provisional dentro del Instituto Nacional de Migración, de los cuales 38 habían fallecido y 27 fueron llevados graves a distintos nosocomios, entre ellos el Hospital de la Familia y Hospital General.
Durante horas, los rescatistas trabajaron para sofocar totalmente el incendio y recuperar todos los cuerpos, siendo encontrados algunos de ellos en el área de baños.
Aunque desde un principio se dieron varias versiones sobre lo ocurrido, al pasar de las horas se confirmó que el incendio lo ocasionaron los mismos migrantes, en protesta por la falta de agua y algunas otras cosas que les solicitaban al personal que estaba a cargo.
Para la mañana siguiente sólo quedaban las huellas de lo que se vivió la noche anterior, con las marcas de manos con tizne en las paredes y agua estancada en el área de estacionamiento, en la que flotaban los cordones amarillos y rojos que delimitaron la escena.
Para el mediodía se confirmó la muerte de otro migrante, lo que elevó la cifra a 39 víctimas mortales, mientras que los sobrevivientes seguían bajo estricta valoración médica por su estado de salud crítico.
Fue hasta entonces que el gobierno federal presentó una lista con los nombres y nacionalidades de los 39 migrantes fallecidos, siendo un colombiano, siete salvadoreños, 18 guatemaltecos, seis hondureños y siete venezolanos.
También se presentó otra lista con los nombres de los sobrevivientes, comenzando con el traslado de algunos de ellos a hospitales de la Ciudad de México, para una atención más especializada en el Centro Nacional de Investigación y Atención al Paciente Quemado y al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias.
Sin embargo, uno de los lesionados no soportó las heridas en su cuerpo y finalmente se reportó su muerte en un hospital de la capital del país, elevando la cifra a 40 fallecidos.
Esta tragedia despertó la molestia de algunos países como El Salvador, cuyos representantes catalogaron como una masacre la muerte de los extranjeros y exigieron al Gobierno de México justicia y castigo a los responsables.
A su vez, los migrantes y organizaciones civiles organizaron una serie de protestas y manifestaciones en la ciudad en contra de las autoridades y hasta instalaron un memorial en honor de las víctimas, en la banqueta del INM siniestrado.
Esto orilló al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a ordenar a la Fiscalía General de la República investigar a fondo el caso y poner tras las rejas a quien haya sido culpable.
Fue así como se procedió a la detención de tres empleados del INM, un guardia de seguridad y un venezolano, mediante órdenes de aprehensión.
Los trabajadores de migración son Rodolfo “N", Daniel “N" y Gloria Liliana “N", mientras que el guardia responde al nombre de Alan Omar “N" y el venezolano fue identificado como Jeison “N".
Este último fue señalado como la persona que le prendió fuego a las colchonetas con un encendedor, lo que dio inicio a la desgracia.
Días después, la FGR reportó la detención de tres funcionarios del mismo INM, siendo ellos Eduardo A. M., Juan Carlos M. C. y Cecilia R. T.
Sin embargo, familiares de los detenidos pedían que no sólo ellos respondieran por estos lamentables hechos, responsabilizando también al delegado del INM, el contralmirante Salvador González Guerrero y al comisionado del INM, Francisco Garduño Yáñez.
Ante esto, la FGR citó a declarar al funcionario federal, mientras que a su vez giró otra orden de aprehensión, ahora contra el delegado de Migración.
Fue así como la tarde del domingo 16 de abril, los agentes investigadores lograron detener a Salvador González Guerrero en un reconocido restaurante de Ciudad Juárez.
Mientras se daban todas estas detenciones y las audiencias de los responsables, fueron repatriados los cuerpos de todos los migrantes fallecidos.
Fue la funeraria Perches la encargada de preparar y trasladar los restos al Aeropuerto Internacional Abraham González, desde donde partieron vía aérea en aviones de la Fuerza Aérea Mexicana hasta el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
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Todos los detenidos, a excepción de Cecilia R. T., fueron enviados al Centro de Reinserción Social Estatal No. 3, sin embargo, un juez ordenó la puesta en libertad de Cecilia, al no comprobarse su participación, ya que ella estaba asignada a otro municipio, en Janos.
Con información de LIliana Torreso