PARÍS, Francia. Violentos disturbios se produjeron a durante una manifestación sorpresiva organizada en París por grupos de militantes del movimiento chalecos amarillos, mientras que la movilización nacional fue sensiblemente inferior al sábado pasado.
Los choques con las fuerzas del orden en el corazón de París, al final de la tarde, duraron pocos minutos y no tuvieron la violencia de las últimas semanas. La policía, que organizó un dispositivo preventivo de 8 mil efectivos apoyados por vehículos blindados y cañones de agua, intervino reiteradas veces durante la jornada para disolver varios intentos de manifestación, convocadas en pocos minutos a través de las redes sociales. Para desorientar a las fuerzas del orden, los chalecos amarillos había anunciado su intención de reunirse en el Palacio de Versalles, pero jamás cumplieron esa amenaza
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A pesar de la violencia de los enfrentamientos, que se prolongaron dos horas, no hubo incendios ni saqueos. Pese a todo, la policía detuvo a 65 manifestantes, entre ellos Eric Drouet, una de las figuras emblemáticas del movimiento.
En el interior del país, la única movilización importante ocurrió en el puesto fronterizo de Boulou, cerca de Perpiñán, donde los manifestantes bloquearon en forma intermitente el tránsito de vehículos entre Francia y España.
También hubo bloqueos en las autopistas del norte junto a la frontera con Bélgica; en el sudeste, cerca de Ventimiglia, en el linde con Italia, y en las inmediaciones de Estrasburgo, en el este del país, junto al límite con Alemania. En todos los casos fueron dispersados con gases lacrimógenos. Igualmente hubo desfiles en Burdeos, Toulouse y Rennes.
En total, el ministerio del Interior contabilizó 38 mil 600 personas en el interior del país contra 66 mil el sábado pasado. Durante esas protestas la policía efectuó 220 detenciones. A pesar de la orden de evacuación impartida por el gobierno, aún quedan unos 200 puntos de bloqueo en poder de los manifestantes.
Después de seis semanas de protestas, el movimiento empieza a extenderse a otros países europeos e incluso a otros continentes, aunque la “franquicia” de chalecos amarillos es utilizada para cobijar a grupos de distintas ideologías.
Los grupos de manifestantes que aparecieron en Alemania presentan una inquietante proximidad con la extrema derecha, en Hungría nuclean a los opositores de Viktor Orban, en Holanda es usado por los pacifistas, mientras que en Portugal, Gran Bretaña, Irlanda, Bulgaria, Rusia, Irak, el Líbano, Israel e incluso en Sudáfrica surgieron movimientos que utilizan prendas fluorescentes de ese color para expresar descontentos de diversa naturaleza.
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