LA HABANA. Dos líderes disidentes cubanos enfrentaron ayer su primer día de juicio luego de ser detenidos hace casi un año, como parte de un proceso judicial en curso calificado como “farsa” y un “circo” por grupos internacionales de derechos humanos.
Los artistas Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo, conocidos como Osorbo, son miembros del opositor Movimiento San Isidro, con sede en La Habana, un grupo que encabezó varias protestas antes de que muchos de sus integrantes salieran de Cuba acusando represión.
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Otero Alcántara es acusado de delitos como ultraje a los símbolos patrios, desacato agravado y desorden público, mientras que a Castillo se le imputa agresión y desórdenes públicos, según el expediente judicial del 8 de marzo. Ambos enfrentan penas de siete y diez años de cárcel, respectivamente.
El Tribunal de La Habana estaba rodeado el lunes de policías y fuerzas de seguridad desde las primeras horas de la mañana. A un pequeño grupo de familiares se le permitió el acceso al juzgado.
Seis representantes de embajadas en La Habana de Alemania, Suecia, República Checa, Holanda, Noruega y Reino Unido se agruparon a una cuadra del Tribunal esperando acceder durante casi dos horas tras hacer una petición formal para ingresar y observar el proceso.
“No estábamos autorizados a entrar al juzgado”, dijo un representante de la embajada alemana antes de marcharse. Los diplomáticos pidieron no ser identificados y no quisieron decir por qué al grupo se le había negado el acceso al Tribunal.
Varios activistas y amigos de los disidentes denunciaron en redes sociales que estaban bajo vigilancia de la seguridad del Estado y se les había prohibido salir de sus casas.
Medios estatales, incluido Granma, diario del Partido Comunista, han calificado al Movimiento San Isidro de Otero Alcántara y Castillo como parte de un intento de “golpe suave” dirigido por Estados Unidos, acusaciones que rechazan.
Ambos artistas aparecieron en el video musical “Patria y Vida”, una canción de hip-hop que se convirtió en el “himno” no oficial de las protestas antigubernamentales el pasado 11 de julio, que se cree que han sido las más grandes desde la revolución de 1959 de Fidel Castro.
Los casos de los dos hombres se han convertido en un foco para activistas y grupos de derechos humanos, que alegan que el gobierno comunista ha intensificado la represión a raíz de las manifestaciones del 11 de julio pasado.
Human Rights Watch calificó la semana pasada en las redes sociales los juicios de Otero Alcántara y Castillo como una “farsa”, mientras Amnistía Internacional -que considera presos de conciencia a los artistas- los llamó un “circo”, aunque el Gobierno sostiene que los detenidos antes y después de las protestas de julio han recibido juicios justos, de conformidad con la ley cubana.
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