Las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos no solo se centran en elegir al Presidente, y aunque los reflectores se enfocan en la carrera entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris, la realidad es que la elección legislativa es igual de importante, ya que de ella depende que se lleven a cabo las funciones del vencedor en los siguientes dos años.
Al igual que por el puesto a la Casa Blanca, el control de Congreso se anticipa muy reñida y se espera que los resultados de la elección de los legisladores pueda coincidir con el vencedor del ejecutivo, para evitar un estancamiento burocrático
El Congreso se divide en la Cámara de Representantes, donde están en disputa la totalidad de los 435 escaños, y por otro lado el Senado, donde están en juego 34 puestos de 100.
Ambas legislan y controlan a todos los poderes del Estado, pero también tienen una importancia decisiva en los asuntos mundiales, ya que fijan el presupuesto de defensa, regulan el comercio y los aranceles, y asignan la ayuda exterior.
Obtener la mayoría de ambas cámaras es vital para el funcionamiento del gobierno para que puedan prosperar las iniciativas presentadas por el ejecutivo.
Por ejemplo, durante la administración del presidente Joe Biden, uno de los temas destacados de su gestión fue la inmigración ilegal, por lo que el gobierno demócrata propuso una reforma migratoria que en un principio logró la aprobación de legisladores republicanos, pero cuando se debatió en el Senado, con mayoría demócrata, la minuta fracasó por el bloqueó de los senadores opositores.
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Cuando el republicano Donald Trump fue presidente durante 2006 y 2020, también tuvo varios tropiezos con el Congreso por los constantes bloqueos de los demócratas, lo que le impidió llevar a cabo profundos recortes en el Departamento de Estado y poner fin al programa de seguro médico Obamacare, programa que permitía dar acceso de forma asequible a gran parte de la población estadounidense.
Ambas cámaras tienen el poder de frenar o permitir presupuestos, regular el comercio o entregar ayuda al exterior
Actualmente el Senado está ocupado por 49 republicanos, 48 demócratas y 3 independientes que se han alineado a los intereses de la administración Biden, por lo que suman 51 legisladores en total, teniendo apenas por un puesto la mayoría en la Cámara Alta.
Mientras que en la Cámara Baja, ocupada ahora por 222 legisladores republicanos, 213 demócratas y un puesto vacante, dando el total de 435 escaños.
La batalla por el control del Congreso se encuentra igual de reñida que la elección presidencial. Se prevé que el Senado sea ganado por los republicanos por un estrecho margen debido a un difícil mapa electoral para los demócratas, además que de los 34 puestos en juego la mayoría son demócratas, lo cual quedaría fragmentado entre los dos partidos con una tendencia favorable para los republicanos.
Mientras que en la Cámara de Representantes podría haber un empate, perdiendo los republicanos la ventaja de nueve legisladores que mantiene la actual administración del Capitolio.
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Las elecciones a la Cámara de Representantes son consideradas el barómetro más fiable sobre la opinión pública estadounidense por encima que las del Senado, porque todos sus escaños se renuevan cada lapso de dos años, mientras que los senadores los conservan durante seis años.
La actual cámara ha estado marcada por las disputas, incluso en las filas republicanas, y ha sido una de las más ineficaces de la historia del país.
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