“¡El Sol, periódico El Sol, El Sol de hoy!” un grito que se niega a apagarse a pesar de los años y la competencia incesante de la tecnología; aunque cada vez menos, aún quienes se dedican a la noble labor de hacer llegar las noticias a la mano del lector, y este miércoles celebraron la oportunidad de continuar un año más con el oficio de voceadores.
Con una misa celebrada en la iglesia de San Juan de Dios, la Unión de Voceadores celebró su día este miércoles, aunque la merma que ha dejado el paso de los años y la llegada de la tecnología se vio reflejada en una poca asistencia; cuatro mujeres adultas mayores se reunieron en la iglesia, la familiaridad entre ellas al compartir este oficio por años, se hace patente en la forma en que conversan y recuerdan anécdotas de los años dorados del periódico, cuando se cerraba la calle Villerías para festejar a los voceadores, “llegó a venir Lucha Villa, Carmen Salinas, en una ocasión vino me parece que Gustavo Díaz Ordaz a El Sol” para celebrarlos.
Rememoran cómo las noticias, buenas o malas, les hacían vender decenas de periódicos, en ocasiones incluso se tenía que imprimir doble tiro para llegar a toda la gente; eventos relevantes como la campaña del doctor Salvador Nava, la muerte de Luis Donaldo Colosio o la de Javier Solís pasaron por sus manos antes de llegar a los lectores.
Ahora los periódicos son buscados principalmente por adultos mayores, personas que se quedaron acostumbradas a oler la tinta y el papel al comenzar su día, y quienes al llegar la pandemia de Covid-19 les hicieron implementar la entrega a domicilio, pues al tratarse de personas de la tercera edad “no los dejaban salir” debido al riesgo de contagio.
Entre las voceadoras, doña Esperanza Ibarra Reyna, es la de mayor edad, a sus 92 años continúa con la venta de periódico en su puesto ubicado a un costado de El Santuario, sin embargo su inicio en este oficio fue a la edad de 40 años. Doña “Coco”, Socorro Sánchez López, es la que lleva más años cantando la noticia, pues desde sus 5 años de edad acudía al puesto con su madre, de eso han transcurrido ya seis décadas y sigue firme en la avenida 20 de Noviembre junto al ferrocarril.
Además de darles el ingreso económico para el sustento de sus hijos, ser voceadoras les ha dejado otras satisfacciones, Luz María Urbieta quien lleva 30 años en el oficio, señaló que ha podido ser trabajadora independiente, sin un patrón que le imponga horarios, además de que conoce licenciados, arquitectos, contadores connotados que son sus clientes; lo mismo doña “Licha”, Lidia Alicia Martínez, que con su puesto en los portales del Palacio Municipal ha conocido a alcaldes, gobernadores y demás funcionarios públicos.
A pesar de ser una noble labor, reconocen que la tecnología ha disminuido de forma considerable la venta de periódicos impresos, incluso son pocos los hijos de voceadores que han seguido la tradición, esto ha llevado a que cada vez existan menos personas dedicadas a esta labor, “ya somos muy pocos, menos de 100, han muerto varios, fallecieron varios en el Covid, otros están enfermos y ya no abren sus negocios”, lamentó Luz María.