Una máquina de coser de más de un siglo de historia, es la leal compañera de Jesús Murga, zapatero y diseñador de calzado quien desde hace mas de 20 años labora en la icónica área de los huaracheros, en la explanada Ponciano Arriaga, remendando y creando calzado.
De talento imparable, Jesús aprendería el oficio de su padre, para posteriormente convertirse en un maestro del cuero, donde elaboraría por mucho tiempo calzado exclusivo.
"Aprendí desde muy joven, pero a los 23 años de edad fue cuando comencé formalmente. Mi padre me enseño el oficio y de a poco fui aprendiendo no sólo a remendar zapatos, sino también a elaborarlos".
Con el pasar de los años Jesús se enfrentaría a los cambios del comercio del calzado, donde la elaboración de zapato de corte vacuno lo pospondría por un tiempo para así enfocar su destreza a ser un zapatero remendador.
"Desde la llegada del zapato chino o de plástico, bajó mucho el trabajo. La gente prefiere comprar de ese calzado que ya es desechable, que cuesta menos de 200 pesos, que adquirir calzado de piel de buena calidad".
"Antes, yo elaboraba zapatos desde cero, iba por las pieles en León Guanajuato y tenía mucha clientela que me solicitaba calzado, desde burócratas, hasta zapatos especiales para gente acaudalada. Ahora sólo vienen algunos clientes que tengo ya desde hace tiempo y que confían en mí buena mano, pero ya es raro que diseñe y haga zapatos", refirió.
Sin embargo, su maestría y habilidad se distingue entre muchos de sus compañeros de la zona, haciéndolo uno de los zapateros preferidos de la clientela.
"¡Chuy!", así es como le conocen todos, un mote que se escucha que gritan a lo lejos en la zona de los zapateros, donde la gente que va a remendar su calzado llega con alivio a su estación de trabajo, pues sabe que él traerá de nuevo a la vida sus botas, tacones y arreglo de uno que otro bolso de mano.
Al día Jesús llega a reparar entre 3 y 7 pares de calzado, -donde los costos pueden variar según el arreglo que requieran-, y si tiene buena suerte al mes puede elaborar un par de zapatos desde cero , valiéndose de su Ingenio y por supuesto de la mano de su herramienta especial que lo ha acompañado todos estos años.
"Yo utilizo martillo, lesnas, pinzas de montar, tijeras y cuchilla para cortar, además de mi máquina de coser calzado".
"Todas esas herramientas son las que me ayudan a sostener mi labor, no es fácil el utilizarlas, se requiere práctica y destreza, pues son parte fundamental de este oficio".
Y es ese trabajo arduo que elabora el que lo mantiene firme y constante como zapatero, presente en cada hilo, que cose su máquina y en cada corte de su navaja. Una labor que le ha dejado bastantes gratificaciones y que incluso le ha permitido sacar a su familia adelante.
"Este trabajo me ha dejado cosas muy buenas, sobre todo ser reconocido por mi clientela, que no deja de venir, que me permite mantenerme vigente. Tengo clientes de todos estos años a quienes les diseñé y elaboré zapatos. Ahora vienen a que les recomiende y componga su calzado y no sólo eso, hasta muebles he elaborado, todo se puede en este oficio sabiendo la técnica y aprovechando las herramientas".
Su clientela es el fiel ejemplo de su excelente técnica y compromiso con su oficio, "Chuy es de los mejores zapateros de la explanada, siempre vengo con el porque realiza un trabajo impresionante, deja los zapatos como nuevos, e incluso cuando los hace , son el mejor par de calzado que vas a encontrar", refirió Antonio, cliente constante de Jesús.
Y es así que al ritmo de la rueda volante de su máquina, Jesús le dedica más de 8 horas al día a un trabajo que le cambió la vida por completo, y que al unísono de las puntadas que realiza sobre calzado agradece todos los días la oportunidad de desenvolverse en un oficio que le ha dejado grandes experiencias de vida, "No lo cambiaría por nada, zapatero es mi vocación".