(Video) Pablo y Pedro, desde los 15 en las adicciones, hoy tienen 30 años y están en la calle, sin dinero, salud, y sin afecto

Decir adiós a las drogas es una lucha constante en donde se deben enfrentar a sus demonios. La vida en la casa de recuperación El Sauce

Alejandra Ruiz | El Sol de San Luis

  · martes 5 de octubre de 2021

Norma Rivera | El Sol de San Luis

El consumo de la droga metanfetamina, mejor conocida como “Cristal” y de los inhalantes como diluyentes, quitagrasas, gasolinas y pegamentos por parte de la población joven y adulta perteneciente a la zona norte de la capital de San Luis Potosí, ha dado como resultado una recalcitrante alza de consumidores que poco a poco se ven inmersos en una espiral de adicción descontrolada que se agudiza en medio de una crisis pandémica.

El daño que las adicciones pueden producir y las repercusiones que tienen en el área de la salud pública en torno a la presente contingencia sanitaria, ha originado que desde el año 2020 y este primer semestre del año 2021 haya habido un aumento de un 45 por ciento de personas dependientes a sustancias, como los son las drogas sintéticas de bajo costo.

Norma Rivera | El Sol de San Luis

El director de La Casa de Recuperación El Sauce, el psicólogo Noé Álvarez, refiere que las carencias afectivas, las disfunciones familiares, el aislamiento y sobretodo el costo asequible y los efectos permanentes de estimulantes que dan un “subidón” de ánimo al consumir este tipo de drogas, son las principales causas por las que las personas se ven atraídas al mundo de las adicciones.

“El “Cristal” tiene un alto potencial de adicción. Una persona puede volverse adicta a las tres semanas de haberla consumido, pues es una droga de un costo muy accesible, a muy bajo precio por grandes cantidades de consumo. Los efectos del “Cristal” duran todo el día y aproximadamente con 50 ó 100 pesos las personas pueden adquirirla”, menciona.

Y al igual que los inhalantes, son drogas fuertes y altamente destructivas por el nivel de dependencia que genera física y psicológicamente en las personas. “El proceso de abstinencia es bastante complejo y son pocas las personas que pueden abandonar su consumo. La ansiedad es constante en este tipo de pacientes, aunado a la ausencia de sueño, delirios, ataques de paranoia y depresión. El adicto también llega a presentar estragos a nivel físico como la aparición de llagas, sudoración excesiva y una alteración de su realidad muy profusa”.

Norma Rivera | El Sol de San Luis

INTERNAMIENTO CON DIFERENTES ETAPAS

Dentro del proceso de desintoxicación, refiere el especialista Noé Álvarez, se requiere de un tratamiento que incluye diversos pasos a seguir, que van desde la orientación conductual, evaluación y tratamiento de problemas concurrentes de salud mental, grupos de apoyo y seguimiento para evitar una recaída.

“El internamiento tiene diferentes etapas y se lleva a cabo de distintas maneras, puede ser voluntario para quienes llegan por su propio pie a buscar ayuda, y “obligatorio” para aquellos menores de edad, o bien para las personas que por su nivel de consumo son incapaces de tomar decisiones y es la familia quien los trae para que puedan salir de su adicción”.

También remarca la importancia que tiene la familia en el proceso de desintoxicación del paciente adicto, “Si el paciente se enfrenta a las mismas circunstancias familiares y sociales, es difícil que termine ese vínculo con las drogas. Es importante que la familia colabore y estar presente en el proceso de rehabilitación de su familiar, porque habitualmente se tiende a señalar a la persona que enfrenta la adicción, se le criminaliza y enjuicia, y se hace a un lado todo el contexto que lo llevó a tomar la decisión de su consumo”.

Norma Rivera | El Sol de San Luis

SÓLO POR HOY: JESÚS “EL PADRINO”

De más de 60 años de edad, con más de tres décadas ayudando y brindando soporte a personas que enfrentan un proceso de adicción y rehabilitación, Jesús refiere que ha notado una conducta constante en los pacientes que se internan para dejar el consumo de las drogas; niños abandonados, con padres ausentes y sobre todo una inestabilidad de sus emociones.

“No se les deslinda de su responsabilidad como consumidores, pero hay ciertos factores que son recurrentes en las personas adictas, como su historial genético, es decir, que provengan de padres o madres que eran asiduos a consumir ciertos tipos de sustancias, así como también la ausencia afectiva de sus familias”.

“Solo por hoy” es el lema de las sesiones grupales que Jesús realiza de manera diaria con diferentes grupos de pacientes en rehabilitación, una oración marca la voluntad que por 24 horas disponen jóvenes y adultos para tener la fortaleza de decir “no” al consumo de estas ambrosías engañosas. “No es fácil decirle adiós al alcohol y a las drogas, es una lucha constante decidir enfrentar tus demonios”, subrayó.

Norma Rivera | El Sol de San Luis

TOCAR FONDO, LA HISTORIA DE PABLO Y PEDRO

El mundo de las drogas te atrapa y te seduce, así fueron las palabras de Pablo y Pedro, dos jóvenes adultos de un poco más de 30 años de edad, que hoy día se encuentran en recuperación y rehabilitación después de su encuentro con la marihuana, solventes y el “Cristal”.

Ambos comenzaron su adicción a la edad de 15 y 16 años, sin saber que en medio de su consumo se quedarían en la calle, sin dinero, sin salud y sin el afecto de su familia.

“Éramos adictos a todo, empezamos con la marihuana pero después de consumirla por bastante tiempo, el placer ya no era el mismo, entonces le seguimos con la cocaína y LSD. Ya no había sustancia que nos causara éxtasis hasta que llegamos al cristal”.

Pablo duró aproximadamente cuatro años consumiendo esta metanfetamina estimulante, que le ocasionó desde trastornos con su realidad, alucinaciones, pérdida de peso e incluso la ausencia de un techo dónde descansar.

“Nosotros le llamamos “tocar fondo”, cuando uno como consumidor de drogas va y solicita ayuda. En mi caso, llegué a quedarme en la calle y comer de la basura, me aislé completamente de la sociedad y mi familia. Aprendí entonces en rehabilitación que la sustancia iba acabando poco a poco con mi vida y fui consciente de que lo que hacía no estaba bien”.

Salir de casa y volver a su consumo es el miedo constante de todo adicto, pues saberse en medio del síndrome de abstinencia y que su cuerpo les reclame la sustancia, es una prueba difícil de superar.

Por su parte Pedro, coincide en que la recuperación no es fácil, pues es enfrentarse así mismo, conocerse y descubrir en qué momento se perdieron. “Es saber en qué instante un placer o un gusto, se convirtió en una adicción. Es descubrir qué hiciste mal, tus defectos de carácter, por qué me perdí y me desvié”.

Hoy Pablo y Pedro aceptan su pasado y con ello los errores que cometieron, para así dignificar su vida, remendar su alma lastimada y abrazar un futuro repleto de esperanza.

Norma Rivera | El Sol de San Luis

ALLÁ AFUERA ES LA VERDADERA BATALLA, ALDAIR

El cemento o el pegamento amarilo -como muchos le conocen-, marcaría la niñez de “Alda”, un joven perteneciente a la periferia de la colonia EL Saucito. Sin padre y abandonado por su madre, a la edad de 10 años encontraría en este inhalante el consuelo y compañía que anhelaba, y que en su alucinaciones le harían no sentirse tan solo.

“El cemento me hacía sentir fugado de mi realidad, me hacía sentir muy bien. Tengo 13 años consumiéndolo, y me volví adicto desde muy pequeño, las amistades y malas compañías me llevaron por ese camino.Cuando mi mamá se fue al “gabacho” comenzó todo y ahora busco la forma de recuperar mi vida y a mi familia”.

Alda tiene 23 años y lleva apenas dos semanas en internamiento, ilusionado en poder tener una mejor calidad de vida. Su madre volvió para ayudarle con su adicción, pero temeroso piensa en lo que pasará cuando salga a la calle.“Allá afuera es la verdadera batalla, volver a los baldíos, a toparse con la gente que uno conoce y con la que consumía. Aquí en el centro de rehabilitación estoy y me siento seguro, espero lograrlo”.

FUE UN MOMENTO ÉPICO, UN DELEITE CONSUMIR DROGAS: JOSUÉ

Josué tiene una semana sobrellevando el síndrome de abstinencia y es la octava vez -en 10 años- que decide aceptar entrar a un centro de rehabilitación. Su cuerpo habla de lo complejo que es dejar la droga, tiembla y su mirada está un poco desorientada, su playera está húmeda pues el sudor que recorre su cuello es el testimonio de la ansiedad que tiene por dejar de consumir sustancias.

Cuando Josué habla de su tránsito por las drogas, es imposible no notar su fascinación por ellas. “Fue un momento épico, un deleite empezar a consumirlas, era como estar fuera de mi. Yo quería ser otro hombre y pensé que al probarlas mi estado físico cambiaría. No me aceptaba como era y eso fue mi perdición. Llevo más de siete u ocho intentos de rehabilitación, pero esta es la buena”.

A siete días de haber ingresado a su internamiento, Josué sabe que dependerá sólo de él, librar lo que él llama “su última batalla”, “quiero se un hombre de bien, quiero ser alguien, quiero recuperar la confianza de mi madre, quien ya no quiere saber de mí, estoy dispuesto a entregar mi mayor esfuerzo, ya no quiero ser esclavo de estas sustancias”.

Norma Rivera | El Sol de San Luis

DIGNIFICAR LA VIDA, EN MEDIO DE LA REHABILITACIÓN

La Casa de Recuperación El Sauce, recibe diariamente a más de 30 personas para continuar su proceso de rehabilitación mediante reuniones y grupos de apoyo con diferentes enfoques. “Es un espacio de apoyo y reflexión para que las personas que ya han dejado su adicción eviten tener una recaída. Es una fuerza grupal a partir del diálogo y la empatía a través de sus experiencias, para que así no desistan en su proceso de recuperación”, refirió el director de este centro, Noé Álvarez.

Actualmente cuentan con un grupo reducido de internamiento, donde jóvenes y adultos de diversas edades, enfrentan un proceso de rehabilitación en su consumo de drogas, a través de un “Modelo de ayuda mixto”, que integra atención psicológica, atención médica externa, entre otros servicios profesionales.

“Algo que consideramos importante dejar claro, es que muchas veces se tiene una imagen negativa, de que en este tipo de centros de recuperación no se trata bien a los internos. Sin embargo, nosotros creemos y nuestra línea de cuidado va enfocada en dignificar la vida de nuestros pacientes, y ese es nuestro eje principal para trabajar con ellos. Los anexos tienen que ser lugares donde prevalezca el trato humano y que la recuperación no esté peleada con el buen trato”.