En la calle Díaz de León a unos pasos de Plaza de Los Fundadores, inspectores municipales despojaron con lujo de violencia a una mujer de ramos de flores que estaba vendiendo, argumentando que no tenía permiso para desempeñar “actividades comerciales”.
El hombre y la mujer forcejearon con la vendedora hasta que destrozaron su mercancía, ante la indignación de una persona que grababa la escena y automovilistas que pasaban por el lugar.
Con lujo de prepotencia, los servidores públicos del municipio no cesaron en su intención de quitarle la mercancía hasta que la vieron en el suelo. La comerciante, que estaba además protegiendo a su hija que llevaba en la espalda, no tuvo más remedio que retirarse del lugar.
Algunas personas a pié también se acercaron a defender a la mujer, pero la actitud de los inspectores, los atemorizaron ya que amenazaban con llamar a la Policía Municipal.
No es la primera vez que las autoridades se comportan de esta manera con ciudadanos que buscan ganarse la vida, en épocas donde la falta de empleo y de ingresos les impide tener recursos y buscan una manera honesta de vivir.