Aunque cada país tiene su propia forma de celebrar y conmemorar sus principales hechos históricos, como México no hay dos. Apenas inicia el mes de septiembre y todo se pinta de verde, blanco y rojo, las calles, los edificios, los monumentos, las escuelas, los negocios, incluso algunos hogares.
Banderas por doquier, adornos alusivos a la Independencia de México, sombreros, bigotes, trajes de charros, vestidos, blusas floreadas, hasta la comida luce muy tricolor con los chiles en nogada, el pozole, las tostadas preparadas, los nopales, entre otros platillos tradicionales.
La Independencia de México es todo un deleite para el paladar y la pupila de los mexicanos, pero más allá de la tradición, también es una forma de incentivar la economía de la población, pues cientos de comerciantes -los de a pie- y los que se dedican a la gastronomía se ven beneficiados en sus bolsillos.
La gastronomía en las Fiestas Patrias
Creados en el siglo XIX por monjas agustinas, del convento de Santa Mónica en el estado de Puebla, para celebrar la independencia de México y en homenaje a Agustín de Iturbide, los chiles en nogada son un platillo tradicional que primero se sirvió como un postre, debido a los ingredientes que lleva como la manzana, pera, durazno y nuez, y que poco a poco, se ha ganado un lugar en el paladar de los potosinos.
Y es que, de acuerdo con Homero Ruíz, un hombre poblano que radica en San Luis Potosí, dedicado a la venta de este platillo, la combinación de lo dulce con lo salado, no agradaba tanto entre los potosinos, sin embargo, conforme se han animado a probar este platillo, les ha gustado a tal grado, que ahora es más frecuente su venta, eso sí, lo piden con algunas variantes.
Según explicó, el platillo original es el chile asado, relleno de carne, combinada con frutas como el durazno, la manzana y la pera, al que se le agrega la nogada, hecha a base de queso y nuez de castilla, así como la granada y el perejil, para tener los colores de la bandera de México. Originalmente va capeado y se sirve solo, sin algún acompañamiento, pero como en territorio potosino, no les gusta así, se ha modificado evitando el capeado y acompañándolo con arroz o espagueti blanco en los platos.
“Nosotros tenemos tres años vendiendo en San Luis Potosí, poco a poco la gente consume más, por ejemplo, el primer año se vendió poco, para el segundo año vendimos arriba de 250 chiles en la temporada y este año, ya llevamos cerca de 200, pero aun nos faltan las fiestas patrias, al principio los potosinos eran renuentes a probar este platillo, no les gusta la combinación de lo dulce con salado, sin embargo lo prueba y se enamora, por el balance de los sabores”, dijo a El Sol de San Luis.
Por su parte, Gabriela Pérez, una joven potosina que es chef y propietaria de Amores y Sabores, negocio dedicado a la venta de chiles en nogada por internet, externó que este platillo es uno de los platillos más esperados de la temporada, y que poco a poco se ha vuelto popular entre los potosinos, pues su demanda va en aumento cada año.
Señala que para la preparación de los chiles en nogada, es necesario tener paciencia, pues es un proceso tardado, ya que hay que tatemar los chiles, pelar la granada, que es difícil, picar en cubos los frutos como la manzana, la pera, el durazno y la cebolla, además de guisar la carne y, desde luego, preparar la nogada.
Dijo que se requiere un proceso de elaboración de por lo menos dos horas, que a ella no se le hace pesado, debido al amor que tiene por la cocina y que comenzó desde niña, cuando aprendió a preparar su primer platillo, el picadillo, el cual tiene un cierto parecido, dice, con los chiles en nogada,“aunque con muchas menos cosas”.
Si bien, los chiles en nogada son un platillo caro por todos los ingredientes que lleva; Gabriela ofrece un plato completo por 130 pesos, que incluye el chile en nogada, arroz y un vaso de agua de horchata con nuez o de limón con buganvilia; sin embargo hay quien vende los puros chiles en 200 pesos o más.
“Empecé el año pasado con las ventas del chile en nogada, pensé que este año iba a estar más movido, pero no, yo creo que en parte se debe al incremento en todos nuestros insumos; por ejemplo el chile, que antes compraba en 18 o 20 pesos el kilo, ahorita lo encuentro en 50 o hasta en 70 pesos, la nuez moscada también subió y el frasco cuesta más de cien pesos, muchos mejor usan la nuez pecana, esos son solo algunos productos, pero la mayoría incrementó su costo”, añadió.
Un respiro económico para los comerciantes
Margarita tiene 38 años vendiendo globos y banderas -en temporada- en la Plaza de Armas, sin importar el frio, la lluvia, el viento, el calor o las manifestaciones.
Ella, como muchos otros comerciantes, sonríe todo el día, porque las ventas están creciendo, le está yendo muy bien y espera que le vaya mejor con el Grito; han sido 15 días donde su bolsita del dinero recibe y recibe monedas y billetes.
Camina sobre la plancha bajo un sol que en un minuto es insoportable, jalando el cochecito que parece un monstruo de mil banderas, cornetas, vestidos de “mexicana” e infinidad de artículos: bigotes, cubre bocas, sellos, pins, etcétera.
Dice a El Sol de San Luis que lo que más se vende obviamente son las banderas y los adornos para las casas como las guías y los sellos; de hecho acaba de ir a surtirse pero ya no encontró banderas, porque están “volando”.
“El 1 y 2 de septiembre, tal vez por ser quincena, estuvo muy buena la venta, además hay niños en la escuela, y hoy habrá festejo en la Plaza, todo eso es muy bueno para nosotros, la verdad es que no podemos quejarnos”, expresó.
Dice Margarita que lo más barato son los bigotes de 10 pesos y las banderitas de 15 y lo más caro es la bandera gigante de 280 pesos; “vienen extranjeros y la compran, otros que viven en diversos países y tienen familiares aquí los mandan a comprar”.
Señala que afortunadamente los inspectores no la molestan porque tiene permiso, “somos los mismos que vendemos globos pero ahora, por estos 16 días, vendemos artículos de las Fiestas Patrias, luego de dos años de que se suspendieron las fiestas por la pandemia”.
Margarita dijo que todavía este día 15 de Septiembre por la mañana espera tener mucha venta de sus productos, pero “a eso de las tres o cuatro de la tarde, ya nadie compra, eso es muy raro”. Si acaso unas espumas para los niños.
Cuando llueve, protegen los carritos con grandes hules y si se llega a mojar la mercancía, no pasa nada porque las banderas se secan y no se despintan. “Desde que empieza el chipi-chipi, cubrimos el puesto”.
En la plaza de Armas los vendedores son solidarios; se cambian de lugar constantemente para que a todos les toquen las zonas buenas donde las ventas crecen.
Con información de Raymundo Rocha
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