Con una temperatura ambiente de cinco a siete grados pero llenos de esperanza, centenares de adultos mayores hacen fila en las afueras de la oficina de Telégrafos, en espera de que les sean pagados sus apoyos del gobierno federal, el único que reciben y que en muchos casos no llega, y cada bimestre el mismo penar que se acentúa con las bajas temperaturas, lluvias, ventarrones o intenso calor.

Para formar parte de esta fila y alcanzar una de las 130 o 140 fichas que entrega la dependencia para atenderlos, la mayoría en días anteriores debieron hacer las mismas filas en las oficinas de la Secretaría del Bienestar donde les confirman si sus apoyos ya están disponibles o no, si ya están en las listas de beneficiarios o aún no.

A la señora Clarita, quien desde las 8:30 llego a formarse alcanzando “de suerte” el último turno del día, al igual que sus manos por el intenso frio sabatino, se helaba su esperanza de recuperar el apoyo del bimestre pasado el cual por haber salido de urgencia de su domicilio no le fue cubierto, en la oficina del Bienestar le dijeron que ya lo había perdido.

Paso a paso cada 20 o 30 minutos desde las 7:30 de la mañana, don Marcos recarga su delgado cuerpo en las frías paredes de cantera de edificios aledaños en espera de cobrar por primera vez su apoyo, que dice ocupa para la compra de medicamentos porque en el hospital no hay todos los que él necesita, era beneficiario del Seguro Popular.

La señora Rosario, con amplia sonrisa por un lado por el intenso frio matutino y por el otro por la emoción de que al fin recibiría el ansiado apoyo después de seis meses de haberse registrado y de andar penando de oficina en oficina llevando y trayendo la misma documentación para finalmente fuera registrada.

Don Fernando y don Cleofas, ambos con camino andado en el tema, aseguran que cada bimestre es el mismo viacrucis, y mientras que para algunos era mejor el cobro por tarjeta de banco, para otros en efectivo es mejor pese a las filas y penurias por las que deben pasar.

Una de las penas que deben sortear los adultos mayores es la insensibilidad de burócratas de escritorio, quienes con la mano en la cintura y sin hacer más, no verifican que las personas estén en el padrón, ni tampoco si les ha llegado el apoyo, y a mayor facilidad solo les dicen “viendo por encimita”, que no.

Así lo detalló doña Asunción, quien en el sistema aparecía su apoyo, pero el recurso que hace seis meses se entregó en efectivo en cinco ocasiones se le negó, hasta que el funcionario se vio obligado a buscar nombre por nombre ante la insistencia de la señora quien pidió apoyo al joven de sistemas.

Comentó, que al igual que ella ocurrió lo mismo a otras personas pero éstas no se quedaron a verificar, y aunque su apoyo estaba no les fue entregado, después sólo se les dice “que se regresó”.