El Gobierno Federal pretendía que en la negociación del Tratado de Libre Comercio con la Unión Americana, el tema del fracking se autorizará vía fast track, lo cual no logró por la intervención de los que formarán parte del gabinete a partir del 1 de diciembre, de lo contrario México hubiera quedado a merced del neoliberalismo.
El líder del Movimiento Huasteca Democrático, Said López de Olmos Martínez, informó que ésto se manejaría como un “Golpe de Estado” contra el Gobierno electo, lo cual se evitó por filtraciones en la prensa norteamericana y fue como se conoció la gravedad del capítulo energético del TLC, donde se garantizaba a las empresas de USA y Canadá, y en general extranjeras los términos y cláusulas de los contratos donde recibieron del Estado mexicano concesiones, permisos, licencias y otras facilidades legales para comprar hasta los tanques donde almacenarían el petróleo y derivados.
Lo que se sabe es que Andrés Manuel López Obrador, ordenó a su negociador Seade comunicar a su homólogo en la Casa Blanca que no aceptaban, siquiera, la existencia de un capítulo energético en el TLC, lo cual se evitó la entrega del petróleo en las rondas, regalando la soberanía nacional sin pensar el profundo daño que le hacían a toda la nación.
No es fácil leer o imaginar qué ideas o visiones tenían Peña Nieto, Videgaray y Guajardo cuando ocultaron los peligros del capítulo energético del TLC para que el Gobierno Electo pasará por alto, autorizará la firma del nuevo tratado y lo ratificara por la vía fast track el Congreso de la Unión, a unos días de terminar sus funciones constitucionales, lo cual se pudo evitar.
Ante estas coyunturas negativas, USA le solicitó una propuesta de capítulo energético, a los enviados de López Obrador, que de inmediato fue redactado por los expertos y devuelto a la mesa de negociaciones con la orden de que tal decisión no se aceptaba, tampoco las condiciones que se habían establecido en el apartado energético del TLC, lo que motivó que se tuviera que modificar y que no afectará a México en los años subsecuentes.
El capítulo energético que firmaría el actual gobierno, hipotecará la soberanía nacional por el resto del siglo, pero el equipo del gobierno electo, señaló que no firmaría el nuevo TLC, e incluso, estaba dispuesto a salirse por ahora y esperar mejores circunstancias futuras con un nuevo gobierno en la Casa Blanca, pero a la vez se explicó a USA las razones por las cuales nuestro país no firmaría un tratado así de comprometido y fuera de toda justicia internacional, lo que evitó que esto se consumara y afectará a todos los mexicanos.