Para pedir lluvias y mejores cosechas, los pobladores indígenas de la zona tének y otras localidades acudieron a las grutas de Los Sabinos, donde bailaron y tocaron la danza del tambor para iniciar el ritual a la Tierra, lo cual se realiza cada año, solicitando lluvias ante el estiaje que se vive.
José Doroteo Hernández Moctezuma, titular de la Dirección de Asuntos Indígenas, dijo que es una tradición tének, que se celebra en cada inicio de siembra y es una ceremonia donde los indígenas ofrecen a la tierra el corazón de un gallo que aún no haya llegado a la etapa de adulto. El corazón del gallo, según las tradiciones indígenas significa la pureza.
Se trata de una tradición en la que los productores del campo, piden permiso a la naturaleza para empezar con la siembra, como cada temporada lo hacen, además de pedir una abundante cosecha y lluvias, esto se realiza cada año y el ritual es para la madre tierra, que es la que les da buenas cosechas, esperando que este año no sea la excepción.
Los indígenas además de bailar la danza del tambor, ingresaron a las grutas con velas e inciensos, esto como parte del ritual ofrecido a la tierra, solicitando sean tomados en cuenta y que las temporada de lluvias inicie pronto, para poder sembrar y que las cosechas sean buenas.
Dijeron que los pueblos originarios de esta manera le rinden tributo a la madre tierra, reconociendo la importancia que tiene para los indígenas, lo cual se traspaso de generación en generación y cada año, se tiene que realizar este ritual, esta vez fue en las grutas de Los Sabinos, con la participación de quienes están convencidos que la tierra los escucha y los toma en cuenta.
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