El hervor de un caldo arrebolado llama a los comensales a lo lejos. Una sazón única que desde hace 57 años invita a degustar a todo aquél amante de la comida mexicana tradicional, un rico menudo cargado de historia familiar.
Sobre la mesa, un plato de barro es testigo de las experiencias y vivencias de la familia Ramos Barajas, propietarios de la histórica menuderia “La Esperanza” y que hoy en día continúa vigente en el gusto de la gente.
A unos metros de la calle Pedro Montoya, en la parte posterior del Mercado República, en el Centro Histórico de la Capital potosina, un largo pasillo encamina a esta menudería “llena de confianza” como lo anuncia su placa.
Desde temprana hora “La Esperanza” continúa con el legado de su creadora Socorro Barajas Mendiola - madre de 9 hijos biológicos y dos adoptados-, donde reciben y atienden a quienes llegan “en vivo” de la fiesta y, a los que la resaca del alcohol y cruda de la moral flagela. También siempre serviciales con las familias enteras en busca de la sana convivencia, parejas hambrientas, vendedores con antojo y hasta quienes buscan calmar el apetito mientras laboran en las calles. Reciben a todo tipo de clientela, de todos los estratos económicos.
¿Con gordito o sin gordito?, así comienzan los pedidos y el trabajo de toda una familia, que sin descanso se ha entregado por completo a este comercio.
Salvador Ramos Martínez, escritor de 34 años de edad, y quien también es familiar y, trabaja como mesero y repartidor de la menudería “La Esperanza”, platica en exclusiva acerca de la historicidad de este icónico lugar. “Este negocio inició en el año de 1963 cuando mi abuela Socorro Barajas decide poner un puesto de menudo en la explanada del Mercado Hidalgo, de una manera muy improvisada, comenzó con algo pequeño, un olla de menudo y eso era todo. Para después de algunos años instalarse en este espacio reconocido por todos”.
El contexto histórico y político, que se vivía en la entidad y el país en esos momentos, influenció para que doña Socorro bautizara su menudería con el nombre de “La Esperanza”, “Eran tiempos de la posrevolución y, la situación política y económica era delicada, entonces decidió ponerle a la menudería “La Esperanza”, por la ilusión de sacar adelante a la familia, mientras mi abuelo Luis Ramos laboraba en diversos trabajos, hasta como taxista”.
Son ya cuatro generaciones que se han dedicado enteramente a este negocio, que han sabido formarse en la honradez, rectitud y humildad inculcada por el matrimonio Ramos Barajas.
AMBIENTE TRADICIONAL
En el espacio de comedores de este mercado y donde se encuentra la menuderia, el ambiente parece haberse detenido en el tiempo, mientras los asistentes degustan el rico menudo de res, se puede ver a los músicos de polka norteña acercarse, a cantar los tradicionales temas de acordeón; las familiares pertenecientes a la menuderia se muestran ataviadas con el típico mandil a cuadros, los jóvenes, atentos a las peticiones de la clientela, “Es un ambiente repleto de algarabía, hay músicos que amenizan el tiempo a nuestros comensales. Todo lo que cocinamos aquí se elabora de manera tradicional, por eso no dejan de venir personas. Hasta las tortillas que acompañan al buen menudo son hechas a mano, lo que le da otro sabor al platillo”, indicó Salvador.
El platillo estrella sin duda es el Menudo, y por el cual cientos de potosinos y visitantes se dan cita en este local, “Nuestro menudo está preparado de forma muy particular, se le agregan algunas especias, cebollita cambray, chile serrano y aguacate, además de la pancita que previamente está preparada y cocida, y por supuesto algunos ingredientes secretos y especiales”.
“El menú es eso, únicamente menudo. Los fines de semana ampliamos un poco la oferta, y hacemos también quesadillas, gorditas y tacos. Pero todo los días del año hay menudo”, puntualizó.RENOVARSE O MORIR
Hasta el momento la menuderia “La Esperanza” en estos más de 50 años en el gran oficio de la cocina, sólo una vez, ha cerrado sus puertas y fue cuando falleció la matriarca la señora Socorro Barajas. Pero incluso ahora, que se enfrentan a la contingencia por la aparición del Covid-19, han tenido que revolucionar su forma de venta para seguir presentes en el paladar de la gente y por supuesto no claudicar a pesar de la pandemia.
“Con el tiempo por obvias razones hemos tenido que cambiar algunas cosas, como el espacio, el precio y el tipo de atención. Ahora con la contingencia, y debido a que no es la misma afluencia de gente que viene, hasta por el mandado, bajó la venta, pero igual tenemos clientes de siempre y nos mantienen a flote”.
Antes de la llegada de la epidemia por coronavirus, se veían llegar a más de 150 personas al día en este típico local. Es por ello que Salvador se dio a la tarea de elaborar una fan page en Facebook, donde todos los días ofrece el menú del día, y hace su labor de venta, subiendo fotos, ofertas e indica la dinámica a seguir para las entregas a domicilio, para aquellos amantes de la gastronomía mexicana, o para quienes desean rememorar el sazón de “La Esperanza” desde la seguridad de sus hogares.
El servicio directamente a casa, para quienes siguen rigurosamente el aislamiento por esta crisis sanitaria, incluye el envío de un plato de menudo ya sea con panza, libro, cayo, nervio, guangoche, pata o surtido. Los precios varían según el tamaño, el menudo grande tiene un precio de 85 pesos, el mediano de 75 y el chico de 65.
Sin lugar a dudas esta situación de salud pública marca un hito histórico en la vida del ser humano, donde hasta los comercios como la menudería “La Esperanza”, que son una leyenda en la historia del crecimiento económico de nuestra entidad, se han tenido que adaptar a los nuevos sistemas de servicio, para seguir presentes en el memorial colectivo de la gente.
Menuderia “La Esperanza” es el ejemplo latente de que el esfuerzo de toda una dinastía dedicada a la cocina, traspasa la severa coyuntura de la contingencia, donde el sabor de su buen menudo llega hasta la puerta de los hogares que, no se permiten olvidar una sazón que ha marcado desde el siglo pasado a la tradicional gastronomía mexicana.