El aroma a anís ya se percibe en los montes que conectan a Maravillas y al Suspiro Picacho, comunidades del municipio de Mexquitic de Carmona, en dónde Lolis y Aurora Vinaja ya elaboran su tradicional pan de muerto.
El horno de piedra ya está preparado y al calor de la leña, 110 años de sabor ya se hornea. Harina, agua con piloncillo, canela y anís son los únicos ingredientes que necesitan para darle forma a este pan que, con tan solo ver su forma nos traslada a sitios ceremoniales.
“Nos levantamos a las cinco de la mañana a preparar la masa del pan, para después elaborarlos y darles forma”.
“Tenemos más de 100 años preparándolo, con una receta ancestral”, señalaron.
Lolis y Aurora esperan de entre tres a cinco minutos para que el pan salga del horno, es rápida su cocción, -exclaman-. Diariamente desde principios del mes de octubre, como cada año, su familia se dedica a elaborar este peculiar pan.
“Comenzamos desde la primera semana de octubre y desde entonces comienza la venta para terminarla hasta la primera quincena de noviembre. Nuestros bisabuelos comenzaron con esta tradición y nosotras la hemos continuado”.
A las ocho de la mañana un total de 100 piezas de pan ya están listas para venderse. Y es entonces que Lolis y Aurora viajan aproximadamente 15 minutos hasta la cabecera municipal de Mexquitic para vender este icónico alimento de Día de Muertos.
A sus espaldas cargan unas típicas canastas de palma, dónde ya han depositado todo el pan y en ellas se asoma una figura muy peculiar: una silueta a la que le llaman comúnmente “muñequita”, en la que se distinguen cabeza, pies y brazos cruzados, la cual simula una posición cadavérica decúbito dorsal.
“La postura de la figura simboliza a los difuntos, con los brazos cruzados en señal de muerte. El color rojo dorado en su costra se dice que es la sangre como una ofrenda para los que ya nos están”, mencionaron.
Diez pesos es el costo de cada pieza que a las brasas del horno, posee un color siena tostada característico en su costra, haciéndolo irresistible para todo aquel residente y visitante que busca en Mexquitic el sabor ancestral de las familias que mantienen viva está tradición.
“Para nosotras es muy importante que la gente conozca lo que hacemos, es mantener viva la memoria de nuestros antepasados”.
“La gente ya sabe que aquí se elabora ese tipo de pan el cual es muy distintivo en sabor y forma. Son como unos muertitos acostados, eso es lo que le llama más la atención a la gente que viene a visitarnos”.
En esta localidad y sus micro regiones como el Jaralito, Suspiro Picacho, Milpillas y Comunidad de los Vázquez -según indican pobladores- se sabe que existen un total de cuatro estilos de pan los que se cocinan para esta próxima festividad. Los cuales varían en forma, tamaño y en preparación. Un pan que sin duda por su sabor tiene la capacidad de resucitar a cualquiera.