Angy Ávila y Nancy Guerrero, contrajeron nupcias el 24 de octubre del 2015, siendo el primer matrimonio igualitario en el estado de San Luis Potosí, y tras ocho años de ser esposas, comparten para El Sol de San Luis el proceso que atravesaron para poder hacer realidad el sueño de estar juntas bajo la vía civil.
"Una amiga en común nos presentó, y nos casamos por amor y porque ese siempre fue nuestro sueño, contraer matrimonio", dice Nancy, quien además plática que acudieron formalmente ante una oficialía del Registro Civil, dónde interpusieron un amparo para realizar el trámite formal de matrimonio, un proceso que duró un total de 10 meses de espera.
Este proceso fue tardío, explicó, debido a los exámenes prenupciales, pero sobre todo porque, en el 2015, San Luis Potosí aún no contaba con la legalización de matrimonios igualitarios.
"Fuimos a la oficialía como si ya nos fuéramos a casar y nos negaron el matrimonio, lo pedimos por escrito y de ahí metimos un amparo respaldadas por Andrés Costilla de Gremio y Guillermo Luevano abogados de Derechos Humanos. Nos casamos en San Luis Potosí el 24 de Octubre del 2015, en la oficialía 11, fue un poco difícil nuestro proceso, duró alrededor de un año, hasta que ganamos el amparo después de varias pruebas".
Desde ese momento, dijo, pudieron acceder no sólo a una vida juntas y en común, sino a beneficios como el asegurarse sin ningún inconveniente, para la toma de decisiones ante cualquier situación de emergencia que se pueda suscitar.
"Nos sentimos más comprometidas en la relación, como matrimonio nos hemos apoyado, seguimos muy unidas ya que usamos mucho el diálogo para tomar decisiones y aún seguimos con muchos sueños por delante".
Por su parte, Juan Martínez y Alexander Acevedo se conocieron hace ocho años a través de redes sociales -potosino y colombiano de nacimiento respectivamente-, formalizaron su relación y decidieron casarse.
Ellos, a diferencia de Nancy y Angy , optaron por contraer matrimonio civil en Estados Unidos, en la ciudad de California; esto, por la apertura del tema, la accesibilidad y sobre todo por la facilidad de poder formalizar su relación sin largos trámites burocráticos ni displicencias.
"Relativamente fue rápido, solo llegamos a la oficina, con nuestros papeles en orden. Para eso Juan ya tenía algunos años viviendo y regresando de Estados Unidos, así que el proceso fue más fácil. Así nos matrimoniamos", explica Alexander.
En ese entonces México tenía muy pocos estados que accedieron a la legalidad del matrimonio igualitario, por ello casarse en Estados Unidos fue la mejor opción para ellos.
"Sobre todo porque también los beneficios son mayores, podemos tomar decisiones el uno por el otro, contamos con seguridad social y hasta podemos acceder a otros beneficios que sin casarnos hubiera sido imposible".
En México aún hay resistencia por aceptar a las parejas del mismo sexo, comentó Juan, más aún si deciden casarse, "en California es algo normal y natural, no hay estigmas, ni discriminación, por eso el matrimoniarnos aquí fue nuestra mejor opción".