Así lo recordamos, un conocedor de la buena música como él decía, desde su gusto por José José hasta Rigo Tovar y además excelente cocinero, quien preparaba y compartía los buenos platillos de la gastronomía, y ¡hechos por él!, don Juan, sí que dio rienda suelta a su mano experta para la preparación de exquisitos manjares de la cocina, cómo no recordar aquel ceviche delicioso, aquellas carnes asadas estupendas, las ensaladas, los productos del mar con ese toque sabroso que los hicieron únicos en su familia y por supuesto para los invitados. La sudadera favorita de color azul, fue convertida en un peluche que hoy adorna el juego de sala y que sirve de gran recuerdo de esta persona que acudió al llamado del Señor.
DOÑA POLY, SU SEÑORA ESPOSA CÓMO LO RECUERDA
Nos relata, “yo enfermé primero de coronavirus y fui hospitalizada, pasé días terribles en el nosocomio, pero Dios nuestro Señor me ayudó y salí adelante, mi esposo desafortunadamente no superó esta enfermedad que ha quitado la vida a muchas personas y que ha dejado tristeza y soledad en los hogares, que el Creador nos cuide y proteja”.
Este dos de noviembre no cumple ni un año de haber sido víctima de la pandemia de este siglo XXI, él perdió la batalla contra el Covid-19 en el mes de enero de este año, y...
Lo recuerdo con carácter, imponente en la casa, conmigo, con los hijos, con los nietos, con costumbres de toda su vida, de gustos de comida y de amor.. para todos, una persona auténtica en valores, en cosas que él creía, buena gente, muy humana en todos los aspectos, con defectos y virtudes, pero al final un ser humano, noble.
Una persona que amó, a sus hijos, a Bruce y a Alexa, así como a sus niños, a sus 3 nietos, incluso a su nuera Jacky, le gustaba mucho que apoyaras a tu esposo Bruce, que anduvieras y que le hicieras segunda en lo que él hacía. Y sin duda alguna su último aliento, posiblemente me lo dio a mi como me lo han dicho mis hijos.
“Somos un paso en esta vida, y con esa madurez tenemos que aceptar todo, con esa tranquilidad, de que a las personas hasta que nos toca estar, tenemos que estar, lo más enteras que podamos y lo más felices que podamos, para entregarlo a Dios, y en el hoy estar tranquilos”.
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¿Le van hacer altar de muertos, le prepararán algo especial?
Sí, si le vamos a hacer su altar, él tenía mucha, muy marcada esa tradición por sus padres, y a él le montamos un pequeño altar con las ofrendas respectivas para hacerle un homenaje. Le preparamos las comidas que a él le gustaban, incluso con el mole que le guisé, en su último cumpleaños.
“Vamos a recordarlo bien y le daremos esa gran bienvenida, porque será la primera vez que él venga así y que vea que, estamos bien, que lo extrañamos todos los días, nos encontramos bien porque sabemos que él esta con Dios.
¿Me puedes decir qué le vas agregar al altar?
Vamos a incluir, ese mole que tanto le gustaba, y algunos otros platillos que él preparaba y que degustaba. Quiero agregar que cuando él comenzó con síntomas me dijo, “córrele y compra un menudo para saborearlo, no vaya a ser que me lleven al hospital y y me vayan a poner a dieta con esos alimentos sin sabor, y a lo mejor ya no podré degustar de la buena comida”.
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¡Cuéntanos una anécdota!
Un recuerdo que tuvimos con mi papá, fue en su viaje de placer por su cumpleaños número 60, me pidió llevarlo a la playa para estar con todos nosotros, recuerdo que nuestra hija Zoé, “la Canelita como él la llamaba”, se puso malita, entonces le comenté a mi papá que el doctor nos había dicho, que posiblemente no podíamos viajar, y yo hablando con él, le comenté la situación, y me dijo que no había ningún problema, que primero era la salud de su “Canelita”, que el festejo podía esperar.
Y me dejó pensante porque era una fecha especial y quería darle la sorpresa, porque ese día de su cumpleaños partiríamos, y recuerdo que le marque como a las 10 de la mañana para decirle que el doctor nos había dado luz verde para viajar, y sin pensarlo que me contesta ¡vámonos!
Y así comenzó un día de viaje por carretera, donde reímos y platicamos hasta llevar a la playa de Guayabitos, ví a mi papá feliz de disfrutar de la compañía de su familia.
Otra sorpresa que recibió fue cuando acudimos al restaurante del lugar y le trajeron una charola repleta de gran variedad de mariscos, y al verle la cara con gran emoción me dije, vale la pena hacer esto y más que nada que todo mundo la pasó super bien, hoy quedan recuerdos que perdurarán por el resto de nuestras vidas, pero una cosa es cierta, “a la familia, hay que disfrutarla en vida, porque en estos tiempos ya no sabe uno cuándo recibiremos el llamado del Señor”.