Diciembre es un mes tranquilo para las casas de empeño, es la temporada en la que las ayudas crediticias son saldadas y las prendas son regresadas.
Así lo mencionó Gabriela Muñiz, gerente de una casa de empeño y finanzas ubicada en la calle Damián Carmona, esquina con Mier y Terán, a las orillas del Centro Histórico de la ciudad, quien además refirió que “Las filas no son para empeñar prendas u objetos, sino para finiquitar adeudos y recuperar sus artículos. La fecha en la que vienen a realizar empeños es hasta finales de enero o principios de febrero, resultado de los gastos de finales de año. Este mes es de recuperar lo empeñado gracias a la entrega de los aguinaldos”.
En la actualidad estos espacios tienen el objetivo fundamental de conceder préstamos o créditos con una prenda garantía, Gabriela menciona que estos últimos cinco años se ha desplazado la joyería por electrodomésticos de marcas de gran envergadura como smarts tvs, tablets y celulares.
“Es raro que las personas hoy en día empeñen alhajas, lo que traen a este tipo de establecimientos ciertamente son objetos de uso común con los que obtienen dinero rápido para solventar cualquier necesidad. Los que traen joyería comúnmente es porque se enfrentan a una situación difícil e imprevista, pero la mayoría acude a empeñar artículos electrónicos”.
Del proceso de empeño, las operaciones de préstamo conlleva un papeleo simple pero meticuloso para que ambas partes se vean beneficiadas en caso de no poder liquidar la deuda. “Se tiene que realizar un documento que describa el bien dado a garantía, la información completa y personal del prestatario, tasación de los bienes, importe capital, interés nominal, plazos o tiempo de devolución y firmas. Los únicos documentos que se solicitan es identificación oficial y comprobante de domicilio.”.
Este tipo de contrato queda al cuidado de la casa de empeño como una garantía, los artículos puestos a prenda, quedan bajo el resguardo de la misma. Si la deuda no es finiquitada en tiempo y forma, los objetos pasan a formar parte del inventario de venta y es cuando las vitrinas se visten de infinidad de artículos, los cuales se comercializan muy por debajo de su precio normal.
“Los objetos de los titulares pasan por los expertos para tasarlos, quienes pueden ser técnicos y especialistas en el área de la tecnología y joyería. Ellos determinan el valor del préstamo que se le otorgará a la persona y deciden, en caso de no dar fin a la deuda, qué precio destinar a los objetos para su pronta venta, pero sobre todo para que la casa no pierda dinero y obtenga una ganancia”.
También Gabriela menciona que hay diversos Códigos Civiles que los amparan, en caso de que la casa de empeño determine que por el adeudo, el objeto empeñado no cubre la cantidad brindada al prestatario. “En ocasiones se le puede reclamar el pago de una diferencia económica, para resarcir el tiempo en el cual no pudo sacarse a venta la prenda, pero lo más común e idóneo es ponerla nuevamente a subasta”.
El plazo de pago depende de la cantidad de dinero otorgada y de lo que se haya empeñado, pues Gabriela insiste en que “cada artículo tiene una vida mercantil, muchos de ellos se devalúan con el tiempo, por ello lo que se ofrece por estos objetos no es mucho, puesto que sabemos que año con año salen mejores modelos y marcas a precios más accesibles. En cuestión de la joyería, el precio se mantiene o hasta sube dependiendo de qué metal estén elaborados”.
El tipo de pignorante que empeña es variado, no hay diferencia. “Viene todo tipo de personas y como lo dije antes, la mayoría viene por imprevistos económicos”.
Estas casas de empeño, recalca Gabriela, tienen una finalidad organizacional y funcional entorno a la solvencia económica y hasta moral con los pignorantes, “los establecimientos que existen ahora que prestan sobre prendas, tienen estipulaciones muy variadas, nos regimos bajo varios estatutos de usos mercantiles pero sobre todo, por un carácter subsidiario”.