Para Yali Salazar Álvarez, la ausencia de su hermano Juan José, le ha provocado un dolor permanente en su vida y la obligaría a convertirse en una mujer “buscadora”. Ahora desaparecido, perderían todo contacto y rastro de Juan desde el 8 de febrero del 2020, para así comenzar la ruta de una búsqueda que hasta el día de hoy no los ha llevado ni cerca de su paradero.
Los hechos ocurrirían en el municipio de Rioverde, S.L.P., donde su último contacto con él sería a través de una llamada telefónica, después de esto la familia Salazar Álvarez no volvería a saber de Juan.
A casi un año de su ausencia, Yali rememora la presencia de su hermano y con dolor refiere lo reservado que era con su vida y sus emociones, “Era muy serio y duro, tuvimos una infancia difícil, pero dentro de lo que pudo fue un excelente hijo y hermano”.
Los días pasaron y de Juan ya no se supo nada. Le llamaron, buscaron entre los caminos aledaños a su casa, fueron a su domicilio y sus pertenencias seguían intactas, ni un rastro ni huella que delatara qué le había sucedido.
“Nada se miraba sospechoso, pero después de no encontrarlo y ver que todo estaba como antes en su hogar, le dijimos a mi mamá que levantara la denuncia correspondiente el día 14 de febrero una semana después de no saber de él”.
A partir del 15 de febrero del 2020 iniciarían las investigaciones, y también una serie de acciones que ralentizaron el proceso. “Íbamos cada semana a la Fiscalía para ver cómo iba el desarrollo del caso de mi hermano, para saber si ya sabían algo de él o qué había sucedido, pero así pasaron tres meses”.
Después de mas de 12 semanas de estar insistentes acerca del paradero de Juan José, su hermana Yali se enteraría a través de las redes sociales de la FGE, acerca del hallazgo de unos restos humanos, en el callejón del Sancado, un sitio cercano por donde Juan en muchas ocasiones transitaría.
“Me comuniqué de inmediato a la Fiscalía porque mi hermano solía caminar por ese lugar y fue entonces que me citaron”.
El lunes 27 de abril le comunicarían a Yali lo que se había encontrado exactamente en el sitio y aparentemente de su hermano. “En su momento yo acudí al sitio, para poner más adelante una cruz en su memoria y unas flores. Pero mi sorpresa fue que cuando llegué habían dejado más restos humanos y avisé a las autoridades de inmediato”.
Ocho partes de osamentas humanas encontraría esta hermana desesperada en el lugar donde supuestamente creían que estaba el cuerpo de Juan. “Desde entonces seguimos a la espera de los resultados de ADN que definirán si algunos de los restos encontrados en el lugar pertenecen a mi hermano”.
Este proceso de búsqueda y ahora incertidumbre, ha sido lo más complejo y doloroso que han enfrentado los seres queridos de Juan José, “todo esto ha sido difícil, pero no imposible. Yo lo he sabido sobrellevar, pero para mi mamá ha sido más que doloroso, sufre mucho, porque en cada búsqueda tiene la esperanza de que él llegue a casa”.
Y aunque Yali continúa a la espera de los resultados de identidad, esto no le ha impedido continuar difundiendo el caso de su hermano y por supuesto seguir buscándolo, pues hasta que no exista una prueba fehaciente de que se trata de él, ella perseguirá la verdad hasta encontrarle.
“Existe mucha angustia por no saber de él y qué fue lo que le pasó. Vamos aceptando la situación como es, no hay de otra. Sólo hoy queremos saber si los restos corresponden a mi hermano para terminar este calvario y sino, continuar con su búsqueda como hasta ahora. Ojalá que Dios perdone al culpable o quienes estén inmiscuidos en la desaparición de Juan, y que a nosotras Dios no nos olvide y nos de la paz que tanto anhelamos, sobre todo a mi hermano y a mi madre”.
Para Yali ser una hermana y mujer buscadora le ha demandado soportar el desasosiego, e incluso tratar de mitigar el dolor y sus emociones, pero pertenecer a Voz y Dignidad por los Nuestros SLP, le ha ayudado a encontrar la resiliencia necesaria en otras compañeras que pasan por la misma situación a “Me frustra y entristece, sobre todo darme cuenta de que no somos la única familia en búsqueda de un ser querido, somos muchos que transitamos el mismo sendero de dolor. Yo soy la que representa a mi madre en las búsquedas, ella es mayor y no puede acudir, hago esto por mi hermano y nuestra familia”.
Yali, ahora se encuentra en pausa, buscadora y hermana, resiste a la incertidumbre de no saber si su hermano ya pereció. La pandemia le ha quitado la oportunidad de esclarecer el destino de su hermano, por eso hoy se aferra a la idea de continuar buscándolo, pues mientras no existan pruebas de su deceso ella mantendrá la esperanza de poder encontrarlo.