“Aunque hay gente que no lo cree, hoy los permisionarios del transporte urbano trabajamos solo por amor al arte, al que me diga que no le regalo un camión para que lo administre, lo firmamos ante notario público y estoy seguro de que a la semana me lo devuelve”.
Así lo expresó el representante de los permisionarios, Margarito Terán López, al ser cuestionado acerca del por qué siguen circulando las unidades que terminaron su vida útil y de cuáles son las opciones que tienen los permisionarios para renovarlas.
Actualmente en la zona metropolitana, refirió, hay aproximadamente mil 200 unidades de las cuales circula solo 70 por ciento, “la Ley de Transporte en el Estado nos permite una antigüedad de 10 años, sobre fecha de factura, aunque si se cuida la mera verdad un camión tiene una vida útil de 100 años”.
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A pesar de la restricción, de la que se encarga que se cumpla la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, observó el también permisionario, “hay por ahí todavía algunos camiones modelo 1992 (con 32 años) que traemos circulando en otras categorías y modalidades”.
En entrevista con El Sol de San Luis y con respecto a las facilidades con las que los permisionarios cuentan para renovar sus camiones, reveló que “desde el gobierno de Juan Manuel Carreras López no ha habido para nosotros absolutamente ningún apoyo, en este sexenio ha habido buenas intenciones, pero nada en concreto”.
Reconoció que actualmente hay quien tiene trámites ante el Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado, “aunque para obtener un crédito el Sifide debe considerar que son personas aptas para el crédito correspondiente, ahí está lo complicado”.
El problema para quien cuenta con una unidad, cuyo tiempo de uso según la Ley ya expiró, explicó, “estriba en que las unidades nuevas rondan en los dos millones 300 mil pesos, con un enganche de 20% y documentos que comprueben ingresos de 70 mil pesos mensuales”.
Lo anterior, observó para concluir Terán López, hace inaccesible para los permisionarios acceder a un camión nuevo, “nosotros vendemos 90 mil pesos en bruto, de los que más de la mitad se van en diésel, refacciones y el pago al operador”.