Hay tragedias que no deberían ser nombradas, horrores que le cambiaron la vida de una manera tan tremebunda a las personas, que el dolor y la angustia se volvieron el acontecer de sus días.
Mientras a puño y letra Teresa de Jesús Castillo, escribía sobre algunas hojas ya empapadas con sus propias lágrimas algunas palabras que describen lo que aconteció con su hija, contó para El Sol de San Luis cómo ha sido transitar el tortuoso camino en la búsqueda de Perla Guadalupe Padrón Castillo, a quien desaparecieron a la edad de 26 años, el día 14 de junio del año 2013, en el municipio de Rioverde, San Luis Potosí.
EL DOLOR DE UNA MADRE
Un despertar inimaginable, impensable y terriblemente doloroso, fue el recibir una noticia que cambiaría su vida por completo, así lo relató la señora Teresa, quien con toda la valentía que puede caber en su cuerpo, compartió cómo es ser madre de Perla, a pesar de su lastimosa ausencia.
“Cuando nos llegó la noticia, no podíamos dar crédito, a esta realidad tan sorprendente como absurda. A partir de ahí, me despedí sin darme cuenta de todo lo que había sido mi vida, fue como si me hubieran cambiado de ruta y me impusieran otra, cambió mi vida y la de mi familia”
“El mismo día que desapareció mi hija, se realizó una denuncia, pensando en que se abocarían en su localización, pero no, ahí empezó mi vía crucis. Me enfrenté a la indiferencia y a la compleja burocracia. Por un tiempo aproximado de dos a tres años, acudí a la Subprocuraduría de dos a tres veces por semana, con la esperanza de alguna información o avance, pero sólo recibía como respuesta un “se está trabajando en el caso”, señaló Teresa con tristeza en su mirar.
Además de lidiar con todo esto, la madre de Perla Guadalupe, tuvo qué enfrentar la vergüenza ocasionada por los murmullos y el “qué dirán”, de algunas personas que prejuiciosamente señalaron a su hija. “La gente no caminaba conmigo, no importaba yo caminaría sola, no quiero conmigo gente falsa y con malos juicios, rodeada de temores e injustos cuestionamientos”.
HIJOS, HUÉRFANOS POR LA VIOLENCIA
Ser madre no es una labor fácil, y se vuelve más complejo cuando hay más hijos a los que hay que criar, educar y amar, hijos provenientes del vientre de Perla a quien el golpe de la violencia limitó su libertad. “Mi hija dejó dos pequeños en el momento que desapareció, en ese entonces uno de ellos contaba con 7 años de edad y la más pequeña tenía 5 meses de nacida, los cuales quedaron a mi cargo, es muy difícil porque implica tener el cuidado y resguardo de ellos. ¿Cómo les explicas lo que sucedió con su madre?”.
La ausencia de Perla le cobró facturas lastimosas a estas dos criaturas, la más pequeña quien era amamantada, tuvo que enfrentarse a la lejanía del pecho materno, a la ausencia del calor de su madre y el timbre de su voz que la arrullaba por la noches, para ser sustituido por una mamila plástica que la alimentaría los meses siguientes, los brazos de la abuela y el cuidado de toda una familia.Teresa en todo este proceso de búsqueda, ha sido acompañada por los hijos de Perla, ansiosos por saber el paradero de su madre.
Los días sin Perla, no son los mismos. Su desaparición ha causado una herida permanente en su familia, el llorar todos los días por su presencia es algo cotidiano, porque ¿quién se acostumbra a ver sólo la sombra de alguien amado?
“Son tiempos difíciles para mi marido, mis hijos y sobre todo para mi, uno despierta y desea que toda esta pesadilla acabe, pero no es así. Por eso todo los días salgo a repartir volantes con su rostro, esperando que algún día suene el teléfono con alguna noticia de mi hija. El tiempo ha transcurrido inexorablemente, me he enfrentado a muchos obstáculos”, manifestó la madre de Perla.
La falta de apoyo institucional, extorsiones, la carencia de ayuda moral y gente sin escrúpulos que la ha llenado de esperanzas falsas, es lo que ha enfrentado desde hace 7 años, Teresa, quien reafirma que estas acciones le han servido para no dejarse llevar por noticias engañosas.
UNA ESPERANZA PARA ENCONTRAR A SU HIJA
Su gran angustia e incertidumbre, han llevado a la madre de Perla Guadalupe, a no sólo esperar el trabajo de las instancias correspondientes, sino también, a tomar las riendas de la búsqueda de su hija. “Me di cuenta de la existencia de diversos colectivos que buscaban a sus familiares desaparecidos, a través de publicaciones de facebook, y fue cuando me contacté con la presidenta de “Voz y Dignidad por los nuestros S.L.P.”, la maestra Edith Pérez y la vicepresidenta de esta asociación y Consejera Estatal del CEDH SLP, la Lic. Guadalupe Mendiola”.
“Me he sentido realmente acompañada y apoyada en todo este proceso donde me han asesorado grandemente y han sido un enlace para que mi expediente, se ha movido de la Unidad de Casos de Alto Impacto a la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos, a cargo de la Fiscal Lic. Luz María Montes.
UNA BÚSQUEDA QUE NO TERMINA
El trabajo de Teresa no termina dando celeridad a las carpetas de investigación del caso de su hija, también se dedica a constatar que el trabajo de las autoridades se haga, “tengo todo el derecho de exigir una justicia verdadera”.
Ahora se ha sumado al descubrimiento de fosas clandestinas y de restos óseos, con innumerable cantidad de madres que como ella, están en la búsqueda de sus “tesoros”, “jamás creí poder encontrarme en un lugar así. Siempre he dicho que la busco en vida, pero lamentablemente sé que esto podría no ser así”
“Dios mío, no se que puede ser, pero yo seguiré buscándola hasta el último aliento de mi vida. Sigan buscando a sus hijos, se vale caer y desmoronarse, pero continúen hasta encontrarlos”.
“Mi voz ahora no se escucha sola en el desierto, ahora me acompaña la solidaridad de las personas que pedimos y exigimos lo mismo, justicia para nuestras hijas e hijos desaparecidos”, finalizó.