Si tu perrito muerde los zapatos, se le avienta a tu abuelita, rompe cosas o hace otras travesuras, puede ser corregido, pero debes estar preparado para poner límites con amor.
Mauro Ruiz Domínguez lleva 32 años dedicándose al adiestramiento canino, su filosofía es que "un perro educado, es un perro feliz", y es que explicó que a través de una estimulación positiva se pueden establecer límites para que los canes lleven un buen comportamiento dentro del hogar.
Lo primero que aclaró es que la educación depende del humano, "ellos por sí mismos no lo van a hacer", hay que entender que cada perro es diferente, y no porque la persona haya tenido otra mascota que era tranquila o que no requirió mucho adiestramiento, significa que todas van a ser iguales.
En ese sentido, aclaró que la educación empieza antes de que el perro llegue a la familia, "es decir, nosotros como humanos estar preparados a entender que cada perrito es diferente, hay unos pasivos otros hiperactivos, y entender que cuando pone una patita en la casa en ese momento empieza la educación".
Una vez que el can llega a la casa, es importante no permitirle -nunca- hacer lo que no queremos que haga, y establecer límites con cariño, "si lo acostumbro a recibir apapachos, que duerma en la cama o el sillón, y un día lo quiero cambiar de la noche a la mañana, va a ser muy complicado".
Al igual que un niño o un adulto, el perro debe tener momentos de disciplina, "si hace una travesura no le doy premio, porque si hace una travesura y lo apapacho y lo beso, se va con la idea de que está bien; se trata de corregir eso, que se gane los premios, las caricias".
Destacó que en el tiempo que lleva dedicado al adiestramiento canino, la mayoría de los perros que han llegado con problemas fuertes de disciplina "ha sido porque el dueño creyendo dar amor, maleducó, y son los más difíciles de corregir porque ya se les hizo costumbre que se les permita todo... lo que nosotros vemos como amor ellos lo ven como sumisión. Ha habido casos de perros que han atacado a niños, que han mordido, y quien provocó todo eso fueron los humanos".
También echó abajo el mito de que un perro tiene que ser "de raza" o cachorro para aprender, pues lo importante es que tenga la estimulación correcta a través de premios y que el dueño le dedique tiempo; "Baloo" dio muestra de ello, pues se trata de un perro criollo rescatado de la calle, que después de un año de adiestramiento atiende todas las indicaciones de su dueña sin que la presencia de otros perros le distraiga.
A través de "Urbandog", Mauro ha trabajado con alrededor de 350 perros este año, cuando el promedio es de entre 200 y 300 al año, "nuestra metodología involucra al dueño, no se trata nada más de educar al perro, se trata de educar al dueño, y a veces es más difícil el humano que el perro, educar al perrito es sencillo, el humano es el que es necio".