Con la llegada de la pandemia Covid-19 a nuestra entidad, la población ahora más que nunca a tomado sus previsiones para evitar la propagación de este virus.
Pero lastimosamente, con esta contingencia también se ha esparcido una epidemia silenciosa, la discriminación. A pesar de las recomendaciones que ha realizado de manera insistente la Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación, Conapred, a nivel nacional, para evitar acciones de rechazo hacia personal médico y enfermos diagnosticados por coronavirus.
De igual modo las muestras de odio se han hecho evidentes hacia las personas que se protegen con aditamentos médicos como cubrebocas y guantes, quienes han sido víctimas de la negación de servicios como el de transporte por parte de taxistas, que en un acto de total desconocimiento e ignorancia evitan a toda costa trasladar a personas que usan este tipo de aditamentos.
Así lo fue para el maestro Orlando, de 29 años, quien labora en una escuela preparatoria, quien se vio en la necesidad de asistir a las instancias del centro de educación donde labora para recibir su pago quincenal, y quien al solicitar un servicio de taxi en la Alameda Juan Sarabia, ninguno de los conductores quiso llevarlo a su destino, “Fui al centro para hacer un trámite en el instituto donde doy clase y obviamente me fui con mis precauciones muy paranoicas. También Me dio terror y tristeza ver el centro ya casi desierto pero pues aun así eso es muy buena señal. Cuando me disponía a regresar a mi casa, tomé la decisión de subirme a un taxi. El primero en la fila me dio mucha desconfianza puesto que el chofer tenía las piernas en el tablero y fumaba, así que abordé el que estaba atrás. A lo que el primer taxista gritó a su colega con el que agarré el servicio: “No subas a ese wey, tiene coronavirus”. Así que cuando ya inició el viaje, el taxista me preguntaba nervioso: ¿Lo conoces? Por qué gritó que tenías coronavirus? Ah de ser por ardido porque no te subiste a su unidad”. Y pues casi todo el viaje me preguntaba y se respondía solo, evidentemente muy muy nervioso y no dejaba de ponerse gel antibacterial. En momentos pensé estar como en los videos que circulaban hace meses de China cuando taxistas bajaban a sus clientes de forma violenta. Así que pues... solo queda decir ¡¡¡¡Mucha fuerza para todos!!!!” comentó el maestro decepcionado.
Y es que a pesar de las indicaciones sanitarias y que las medidas de higiene han sido llevadas a cabo por muy pocos taxistas, éstos se dan el lujo de marginar a los usuarios que no solamente cuidan su salud, sino también el bienestar de quienes les rodean. Esther, quien cuida de su madre quien pertenece a la tercera edad, y a quien tuvo que llevar al médico por una afección en su pie izquierdo, comentó que “Ningún taxista nos quiere llevar, de inmediato ven que estamos protegidas y supongo que les da miedo, pero deben de entender que por sentido común, no somos personas infectadas de Covd-19, soy una hija desesperado por llevar a mi madre al medico y nos protegemos para evitar que ella se contagie por ser población vulnerable. Debería tomar en cuenta que uno se cuida también para protegerlos a ellos. No se por qué hacen esto, luego se quejan de que nadie pide ya su servicio”.
Si bien el miedo es entendible, la negación de este tipo de servicio no es algo que lo justifique, y aunque hay taxistas que ennoblecen su labor y atienden las indicaciones protocolarias de higiene, portando su cubrebocas, guantes y gel antibacterial para sus usuarios, ninguna de estas acciones preventivas se ha impuesto de manera obligatoria.
Don Chuy ,como le conocen, taxista desde hace más de 10 años, mencionó que es una situación difícil a la que hacer frente, “Entiendo a mis compañeros, tienen miedo y cómo no, si convivimos con un montón de gente. No contamos a veces con el dinero para comprar un cubrebocas, o de plano no hay. También entiendo que las groserías no se justifican, cada quien sabe a quien lleva y a quien no, es decisión de uno. Yo no lo llamaría discriminación, más bien es prevención, no queremos enfermarnos”, indicó.
El temor que vive la población por el COVID-19 es sin duda preocupante límita a todo aquel a realizar su trabajo de forma efectiva, manifestando la incapacidad de algunos de ellos para resolver las situaciones de manera correcta. Pero ninguna de estas situaciones debe ser motivo como lo indicó la Conapred hace algunos días, de acciones de discriminación y violaciones a los derechos humanos de las personas,donde sean víctimas de rechazo y violentaciones verbales.