La “manita de gato” que le dio el ayuntamiento de la capital al panteón del Saucito, fue insuficiente para dejarlo en buenas condiciones y evitar los riesgos de picaduras de arañas, zancudos y otras alimañas que abundan en el lugar, debido a las hierbas que crecen por todas partes.
En un recorrido realizado por El Sol de San Luis, se pudo constatar que solamente en los costados de los pasillos principales, se retiró la maleza y se recogieron las bolsas de basura, pero en la mayor parte del lugar prevalece el abandono, en los lugares comunes a cargo de la autoridad municipal.
Las lápidas y en los alrededores de algunas tumbas, se nota que los visitantes limpian y riegan, ya que se encuentran en condiciones aceptables, pero hay otras que tienen mucho tiempo abandonadas e incluso lucen vandalizadas o bien, se cambiaron los restos pero ya no se cerró nuevamente.
Los visitantes este 16 de Septiembre fueron escasos aprovechando que se trató de un día inhábil, pero la actividad fue normal con los despachadores de agua y las personas que se dedican a hacer “talacha” en los aposentos funerarios, como limpiar la lápida, los floreros, repintar las letras y cortar la maleza de alrededor.
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Sin embargo, las zonas comunes siguen luciendo abandonadas, aunque el ayuntamiento capitalino anuncie que llevó a cabo una “limpieza profunda” previo a la celebración del Día de Muertos en poco más de un mes; las recientes lluvias abonaron al crecimiento de las hierbas y acumulación de moscos.
Los vendedores de alimentos y flores al exterior del panteón del Saucito que se ubica en la avenida Fray Diego de la Magdalena, reportaron que las ventas se han normalizado luego de tener una baja significativa por la temporada de lluvias y la falta de estacionamiento, pues el que existe es ocupado permanentemente por alumnos de la Universidad Tangamanga incluyendo los sábados.
El panteón del Saucito posee bellos monumentos funerarios tallados en mármol y cantera; es el más antiguo de San Luis Potosí y su construcción inició el 5 de Mayo de 1886 y fue asignada a la empresa constructora del magnate de ascendencia española Matías Hernández Soberón, con una inversión de 25 mil pesos.
Se inauguró el 16 de Septiembre de 1889 para conmemorar un aniversario más de la Independencia de México pero abrió sus puertas el 12 de Octubre de ese año; en tan solo un año, ya tenía las primeras 1000 inhumaciones.
Yacen ahí los restos de Salvador Nava, médico y político potosino; “la esposa solitaria”, esposa del poeta y político Manuel José Othón; Juan del Jarro, a quien se le atribuyeron poderes sobrenaturales; Carlos Díez Gutiérrez, gobernador del estado de San Luis Potosí en los periodos de 1877 y 1880, y entre 1884 y 1898; Poleth Viridiana, conocida como “la niña de la casita de las muñecas”, con una lápida y pequeña capilla adornada con muñecas de porcelana entre otros juguetes; Lila López, reconocida bailarina, coreógrafa, artista creativa, maestra y promotora cultural; Blas Escontría gobernador interino de San Luis Potosí de 1895 a 1902 y de 1902 a 1905 como gobernador electo por sufragio; entre otros personajes.