A pocos adultos mayores habilitados como “cerillos” en centros comerciales o tiendas departamentales, les preocupa el retiro de las bolsas de plástico porque, dicen, los clientes compran las bolsas reutilizables o piden cajas de cartón para que les empaquen su compra.
Esto es, no desaparecen los “cerillos”; dicen que son pocos los clientes que llevan sus propias bolsas o hasta mochilas.
Tras la prohibición del uso de bolsas de plástico en los supermercados y tiendas de autoservicio, los empacadores voluntarios vieron con recelo la medida, al considerar que les afectaría en su empleo.
“Algunos compradores traen sus bolsas, otros compran las reutilizables, pero al final nosotros seguimos realizando el trabajo de empacar”, asegura Roberto Ruiz, “cerillo” de una tienda departamental de las calles Escobedo y Los Bravo, en el Centro Histórico de esta capital.
Explicó que se trabaja en medios turnos, y que al momento no ha notado baja en sus percepciones; por el contrario; “en diciembre nos fue muy bien”. Sin embargo, se quejó que, a veces, la gente “es muy grosera” y se enoja porque no les dan bolsas o porque tienen que comprar una reutilizable, y a veces “ni propina nos dan”.
Reacio a detallar sus ingresos diarios, el señor Ruiz asegura que cien pesos diarios sí los logra, y aclara que todos los que realizan este trabajo no tienen prestaciones por parte de las tiendas, por tratarse de empleados voluntarios.