Suenan las mañanitas, pero éstas no son de alegría, son de tristeza, son las que recuerdan a cientos de hombres y mujeres que el ser más querido de esta tierra ya no está con ellos. Hoy miles celebran a sus madres en el panteón.
Esta fecha no pasó desapercibida para quienes han perdido a su ser más querido, el día de las madres también se conmemoró en el cementerio del Morro. Ahí, hay grandes conglomeraciones, todos hacen fiesta a pesar de los intensos rayos del sol y las altas temperaturas que atacan al estado, ahí están para rendir tributo.
Algunos aprovecharon que salieron temprano de las celebraciones del día de la madre en las escuelas, otros planearon con mucha anticipación su visita, pues hasta organizaron comida alrededor de la tumba de sus mamás.
Globos y flores visten de una triste alegría a este cementerio, todos quisieran que esas flores vistieron el tradicional celebración en casa.
Habitantes de la zona conurbada llegaron a todas horas del día, unos acompañados de la tambora, que entonaba las tradicionales mañanitas y uno que otro éxito musical que agradaba a las mamacitas.
La gran mayoría se cubría del sol con paraguas y aprovechaban el tiempo para limpiar y arreglar las tumbas, por eso cargaban botes, escobas y trapos.
Ninguna flor y ningún detalle es suficiente para lo que merecen las mujeres más importantes de la vida, dejaron bien decorada la última morada.
Otras familias colocan toldos alrededor de las tumbas para sentarse por unas horas a beber, comer y contar historias de quienes ya partieron. Se organizaron y cada quien llevó un guiso diferente para compartir, los refrescos y cervezas se veían saltar de mano en mano.
Hay risas, pero también mucho llanto, una gran mayoría luce acongojada, quebrada, sin rumbo, pero también hay quienes hacen cambiar de humor rápidamente y son los niños que corren y hacen de las suyas en el sagrado pasto verde, lo que quieren es brincar y correr aprovechando está salida. Así que rápidamente hacen cambiar una cara larga a una de alegría.
En una tumba sus dolientes lloran y se observa que tienen prendido el celular, un hijo migrante del otro lado del teléfono que también quiere ver la tumba de su madre, para llorarle como se debe.
No cabe duda que el género también sigue siendo prioritario en estos lugares y momentos, pues se observan a más mujeres visitando a sus madres, son ellas quienes les llevan "su coquita" para que donde esté disfrute de uno de sus más grandes placeres.
Así pasó este día, donde no todo fue dolor, también hubo buenas ventas para los pequeños comerciantes de la zona, florerías, papelerías y venta de comida, hicieron su agosto.