La Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, está comprometida en promover el sano desarrollo de las niñas y niños de nuestro estado, es por ello que trabajan en el componente de Desarrollo Infantil Temprano, como parte del programa de Atención a la Salud de la Infancia del Centro Nacional de Salud de la Infancia y la Adolescencia, CENSIA.
En ese organismo se tratan los Trastornos del Espectro Autista, TEA, los cuales son una discapacidad del desarrollo que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos.
Se estima que uno de cada 68 niños en edad escolar tiene un TEA identificado, y que es 4.5 veces más frecuente en hombre que en mujeres, según el informe del Centro Nacional de Defectos Congénitos y Discapacidades del Desarrollo de los CDC, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos de América. En el caso de San Luis Potosí, no se cuenta con un registro formal sobre los casos existentes.
Este tipo de trastornos aparece en la infancia y tienden a persistir hasta la adolescencia y edad adulta. Las destrezas de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas con TEA pueden variar; hay desde personas con muy altos niveles de capacidad hasta personas que tienen muchas dificultades, ya que es tan amplia la gamma del espectro que algunas personas pueden vivir de manera independiente, pero otras presentarán discapacidad grave, requiriendo atención y cuidados de por vida.
Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían diagnosticarse por separado e incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera y el síndrome de Asperger. Hoy en día, a todas estas afecciones se las denomina trastornos del espectro autista.
Las personas con esta situación a menudo tienen problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación. Algunas personas con TEA podrían presentar características como No señalar los objetos para demostrar su interés, No mirar los objetos cuando otra persona los señala, Tener dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar ningún interés por otras personas, Evitar el contacto visual y querer estar solos, Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para hablar de sus propios sentimientos.
Así tampoco Preferir que no se los abrace, o abrazar a otras personas solo cuando ellos quieren, Parecer no estar conscientes cuando otras personas les hablan pero responder a otros sonidos, Estar muy interesados en las personas pero no saber cómo hablar, jugar ni relacionarse con ellas, Repetir o imitar palabras o frases que se les dicen, o bien, repetir palabras o frases en lugar del lenguaje normal, entre otros.
Sus causas aún son poco claras, un diagnóstico oportuno, así como el tratamiento desde la primera infancia, es decir durante los tres primeros años de vida, pueden marcar la diferencia en el bienestar y desarrollo de las personas con TEA. Actualmente no existe una cura para estos padecimientos, no obstante, las intervenciones psicosociales, como la terapia conductual, así como la capacitación a padres o cuidadores, puede reducir las dificultades de comportamiento y comunicación.
Las personas con TEA tienen necesidades asistenciales complejas y requieren una gama de servicios integrados que incluyan la promoción de la salud, la atención, servicios de rehabilitación y la colaboración con otros sectores como el educativo, el laboral y el social y acompañarse de medidas generales que hagan que sus entornos físicos, sociales y actitudinales sean más accesibles, inclusivos y compasivos.
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