De estar en importantes escenarios de la capital potosina y a pesar de tener una voz privilegiada, la soprano y compositora, Jessica Adriana Chávez Santana, hoy canta en las calles del Centro Histórico de San Luis, tras abandonar la Escuela Estatal de Música por falta de recursos.
Jessica, es invidente y pese a sus limitantes, toca la guitarra, y tiene más de 60 canciones de su autoría. Perteneció al coro de la Escuela Estatal de Música y de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí, en donde alteró los coros del maestro José Miramontes, además participó en las obras de Carmina Burana, La Novena Sinfonía de Beethoven y la Pequeña Cantata Popular.
Hace siete años que dejó los escenarios potosinos, para andar por las calles, viviendo de la caridad de las personas… solo espera un apoyo, para seguir con sus sueños, retomar su carrera y grabar su disco.
“Todos los escenarios son importantes, tanto aquí en la calle es importante también, porque mucha gente nos conoce, y lo que a mi importa es compartir lo que es la música, no me importa si es un gran escenario o si es en la calle. Todos los lugares son hermosos para poder regalar la música”.
En la Escuela Estatal de Música, estudió durante tres años, la carrera de Composición Musical, y en el Instituto de Bellas Artes, un año y medio; tuvo que abandonar ambas instituciones por falta de recursos; “no termine por lo mismo que tenía que trabajar y estudiar, y se me hizo muy complicado. Ahora estoy de manera particular con el maestro Marco Antonio Correa, él me da clases de armonía y de guitarra clásica”.
Con su escasa vista, que solo le permite apreciar las sombras y los colores, aprendió a tocar la guitarra desde que era niña, en la escuela para invidentes a la que acudía. Ama la troba, las baladas y la música clásica. Es soprano y hace seis años, fue su última participación en el Teatro de la Paz, recordó.
“Comencé desde niña en el coro de la escuela para invidentes, teníamos la materia de coro, desde ahí empecé a cantar, desde niña siempre me gusto la música, cuando era niña mi papa me compro un piano de juguete y yo buscaba los sonidos, buscaba identificar las notas y hacer melodías”.
“Sigo queriendo buscar escalas importantes, ese es mi gran meta, mi gran sueño es cantar mis propias canciones, tengo como 60 canciones, de amor, de desamor, me interesa que estemos en grandes escenarios y que la gente no vea. Me voy de aquí cuando alguien me apoye”.