Algunos con cubrebocas, otros con caretas y unos más sin nada, se trasladan solos o en grupo por las calles del Centro Histórico de la ciudad capital, en tanto que en la actividad económica informal, sobre todo, tampoco usan esa medida de prevención.
Pareciera que la estrategia para evitar la propagación de la pandemia se perdió o se ha olvidado que aún existe el riesgo de contraer Covid-19; atrás quedaron las largas filas para ingresar a los establecimientos o a los cajeros automáticos, mientras que la sana distancia poco a poco se pierde.
En un recorrido por parte de El Sol de San Luis se pudo constatar que algunas personas dentro de los comercios carecían del cubrebocas o no hacían buen uso del mismo, o bien, se lo ponían solo para ingresar, y ya afuera, nuevamente se despojan de esta protección.
También se observó que algunos vendedores ambulantes de elotes y raspados, ya no portan cubrebocas al momento de atender a los consumidores, a pesar del llamado de las autoridades a respetar las medidas sanitarias para evitar una nueva ola de contagios, hacen caso omiso del uso de la mascarilla.
Un Centro Histórico desbordado cuando muchas familias aún prefieren quedarse en casa o salir lo mínimo indispensable, pues la pandemia se debe enfrentar con responsabilidad, sobre todo cuando hay experiencias cercanas de contagio, situación que incluyó sufrimiento, dolor y muerte.
Lo anterior poco se ha valorado, porque muchas ya andan en la calle sin cubrebocas y saludan a la gente mano sin temor a ser contagiados, aspectos observados que indican que, tanto ciudadanos como vendedores ambulantes, no han aprendido a convivir con el uso del cubrebocas, mientras que para otros se ha convertido en un objeto de uso cotidiano.