En una pieza de cantera gris elaborada a mediados del Siglo XIX, se administraba el sacramento de bautismo en la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad, actualmente esa ‘pila’ se encuentra en el Atrio parroquial como una fuente.
De acuerdo al párroco José de Jesús Castillo López, el bautisterio mientras estuvo en funciones ocupó el interior de la sacristía del templo, posteriormente se trasladó a exterior, ubicada en la parte sur, frente al segundo templo.
Hoy en día, la composición que forma parte de esta ‘fuente’ es un juego de superficies cóncavas con figuras que aluden a la evolución del ser humano, en una evolución espiritual, inicia desde el pecado original representado por una esfera que simboliza al mundo, con una serpiente envolviéndolo.
Estas dos figuras son apisonadas por el siguiente elemento, adornado por cuatro querubines que miran a cada punto cardinal. Más arriba, ondea una túnica, análoga a la santidad inmaculada, libre de cuerpo que era la que vestían los neobautizados.
En el extremo superior se remata con una canasta de flores en memoria de Santa Dorotea, virgen mártir. Separada protege la pila la cubierta de planta cuadrada con arcos de medio punto en su elevación, con un remate final cóncavo, con cuatro jarrones y un pináculo al centro, le soporta en cada una de sus esquinas una esbelta columna con capitel de orden toscano y su basamento correspondiente.
En el año 1951, Rafael Montejano y Aguiñaga, promovió un reconocimiento especial para lo que se considera de más valor artístico e histórico dentro del municipio, logrando así que el conjunto parroquial, incluida sus dos capillas, la pila bautismal que antiguamente se centraba en la sacristía y que hoy es parte del atrio, así como la escultura de Señor del Refugio, fueras declaradas “Monumento Nacional” el 11 de abril de 1951.
Lo anterior se encuentre plasmado en el libro que escribió el sacerdote, junto con Luis Mario Aguado López, titulado Soledad, refugio de arte, cultura y tradición, Antología.
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