Soledad de Graciano Sánchez.- En la Hacienda de Pavón se tejió una historia de amor y desamor, en la cual se entrelaza un perro de la raza ‘labrador’; un compromiso de matrimonio roto por un arranque de celos de la prometida contra el can, que tuvo un desenlace inesperado.
De acuerdo al Cronista Municipal, Amado Juan Sánchez Cabrera, el municipio tiene particularidades culturales muy ricas en tradiciones e historias, interactuadas con fantasías que siguen vivas, muestra además costumbres, tradiciones, formas de vida y sucesos de la vida antigua o reciente de Soledad, esta es una de esas historias:
Los enamorados de Pavón...
La hacienda Pavón cuyo nombre original fue “Hacienda del General Francisco González Pavón”, se ubica a unos metros al sur del fraccionamiento del mismo nombre a un costado del Río Santiago.
Por su apariencia desde el exterior, parece una finca abandonada, sin embargo, despierta curiosidad el mirador que se aprecia desde lo lejos, ubicado al interior del conjunto, lo cual aleja la posibilidad de estar en el abandono.
Quienes estudiaron en la escuela secundaria general “Graciano Sanchez Romo”, recuerdan como una de las principales anécdotas de la adolescencia la aventura de ir a visitar lo que se le conocía como “El Castillito”.
Sucedía algo muy curioso: cuando se miraba desde las aulas de los grupos de Segundo grado, que eran las que estaban ubicadas en la segunda planta, parecería como la construcción se encontrará a unos cuantos metros de ahí, y al trasladarse hacia allá,se alargaba mucho el recorrido, casi 20 minutos.
Cuando se visitó esta antigua construcción que data de mediados del siglo XIX, despierta una gran curiosidad tanto el edificio como las esculturas de cantera de su fachada, cuyo acceso está flanqueado por dos leones.
Si se fija la mirada en la parte superior de la finca, justo sobre el pequeño pórtico de la puerta de entrada, se observa una escultura de un perro labrada en cantera, y unas letras también de cantera que dicen: “Huerta de paz”.
Esta figura y las letras no se colocaron por simple casualidad, tienen un antecedente histórico que se ha transmitido generación tras generación, dando identidad a la hacienda.
La Historia de los novios y el perro...
Fue en 1899 cuando el dueño de la hacienda tenía una arrogante y exigente novia, la consentía mucho brindándole recorridos por sus jardines, el tenía como mascota un perro labrador. En cierta ocasión en uno de esos paseos invitó a su novia a subir a un coche de caballos, pero su perro se les adelantó y subió primero, este comportamiento hizo enojar a su novia quien le reclamó la preferencia hacia la mascota fue tal el enojo de ella, que ocasionó que su pareja estallara también en cólera sacando su pistola y disparando al perro, matándolo.
Por esta obvia razón la joven se enojó aún más, pero ahora por una nueva razón, actual salvajemente al grado de matar a su perro. Esta situación no solo ponía en riesgo la relación amorosa de los novios sino también la de ambas familias, por intereses a ninguno le convenía una ruptura.Para solucionar el conflicto, el dueño de la hacienda decidió mandar elaborar una estatua similar a su perro labrador en su memoria, así como un letrero que dijera “Huerta de la Paz”, esto con la finalidad de contentar y demostrar a su amada sus deseos de enmendar lo sucedido.
De allí a la fecha ha quedado plasmada esta singular figura en la parte principal de la fachada. Es curioso contemplar la modificación hecha al frontón, así como la diferencia que existe entre los dos leones que flanquean el acceso principal, y el monumento al perro, que es de proporciones muy robustas, por lo que es claro que fue agregado este último en época muy posterior al edificio original.
En noches de luna llena, la singular silueta del edificio de la hacienda provoca miedo y un ambiente de misterio a quienes la observan detenidamente, de allí el nombre de “El Castillito” o el “El Castillito Encantado”. Actualmente la casa se encuentra en buenas condiciones y su propietario es el señor Jesús Córdoba.
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