Para continuar financiando los tratamientos médicos y terapias de rehabilitación de Ángel Saúl Flores Álvarez, se invita a la población para la participación en la campaña de recolección de latas de aluminio.
La señora Rosa Alma Álvarez, mamá de Ángel Saúl en coordinación con empresas socialmente responsables, actualmente están realizando esta actividad y consiste en reunir el mayor número de latas de aluminio para venderlas y obtener recursos para los estudios médicos del joven, quien el pasado 16 de septiembre cumplió 18 años de edad.
Y es que, entrevistada en las instalaciones de El Sol de San Luis compartió que Ángel ha tenido notables avances, ya puede articular palabras como “mamá”, tiene sensibilidad en todo su cuerpo y control cefálico.
Desde equinoterapias, delfinoterapias e hidroterapia, son algunos de los tratamientos alternativos, entre otros, además de las citas periódicos con el neurocirujano potosino Jaime Torres Corzo, que han ayudado al joven a tener esta notable mejoría.
Pero aún falta más, expresó la madre de familia, por lo que apeló a la buena voluntad de la comunidad en general para que apoye en esta campaña permanente que es con el único objetivo de seguir abonando en la mejoría de Ángel Saúl.
Los interesados en apoyar al joven pueden llevar las latas en Martín de Mendalde número 225 en el Barrio de San Sebastián, que es el domicilio donde vive el joven y están recibiendo todo el material hecho a base de aluminio.
Como es de conocimiento público, Ángel Saúl Flores era un estudiante del segundo grado de secundaria en la Escuela Siriaco Cruz cuando su vida dio un giro de 360 grados en el 2015, cuando en un evento deportivo una bala de atletismo mal tirada le impactó en la cabeza. Esto le trajo como consecuencia un daño cerebral y problemas de movilidad.
Y así como hay personas que han colaborando al paso de años en su salud, también ha habido otros que se han aprovechado de la familia; relató la señora Rosa que recientemente un excompamero de Ángel lo fue a visitar a su domicilio, y se robó una cámara fotográfica, afortunadamente el joven la regresó, pero ya había borrado archivos y fotos de los progresos de su “amigo”.
Mientras que en otra ocasión cuando estaba convocando a la sociedad para la tercera carrera atlética a beneficio de su hijo, una persona se acercó a ella y le pidió 50 boletos, no se supo si los vendió o no, lo único que recibió como explicación vía watsapp fue que se los habían robado de su domicilio, y como esas lamentables anécdotas de “ayuda”, hay más.