En Soledad de Graciano Sánchez, un grupo de mujeres se ha destacado en una de las labores más demandantes y emocionalmente intensas, la atención médica de emergencia.
Desde 2019, Alejandra Carreón, Daniela Alonso, Jaqueline García, y Fernanda Izaguirre, junto a su padre Víctor Izaguirre, han sido parte del único equipo de paramédicos liderado por mujeres en todo el estado, conocido como ERAM (Equipo de Rescate y Atención Médica).
Bajo la Dirección General de Protección Civil de Soledad de Graciano Sánchez, dirigida por el comandante Martín Bravo Galicia, este equipo se ha convertido en un emblema de dedicación y servicio a la ciudadanía.
La unión de estas mujeres, muchas de ellas con formación en enfermería, ha marcado un antes y un después en la atención de emergencias en el municipio.
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Alejandra, Daniela, Jaqueline y Fernanda no solo representan la valentía y preparación profesional que requiere su trabajo, sino que también encarnan un profundo sentido de humanidad y compromiso en cada situación que enfrentan.
En cada emergencia, estas mujeres se enfrentan a situaciones que no solo ponen a prueba sus habilidades técnicas, sino también su fortaleza emocional y su capacidad de empatía. Desde el primer llamado hasta el último sonido de la sirena, ellas son el primer contacto de esperanza en medio del caos.
Su presencia en este campo, históricamente dominado por hombres, no solo rompe estereotipos, sino que aporta una visión diferente que lleva la calidez, la ternura y la sensibilidad que acompañan a su entrega.
Las mujeres paramédicas no solo curan heridas físicas, sino que también alivian el alma, y brindan consuelo en los momentos más oscuros.
“El valor de estas profesionales radica en su incansable deseo de salvar vidas, de hacer lo imposible por cada persona que cae en sus manos. Ya sea en una carretera desierta o en medio de una tormenta, ellas llegan con firmeza, determinación y un compromiso inquebrantable de dar lo mejor de sí mismas”, comentó Víctor, integrante de este equipo y padre de una de ellas.
Son madres, hijas, hermanas, pero en su uniforme son guardianas de la vida, capaces de llevar al límite su resistencia física y emocional.
Todas señalan que en cada intervención, en cada respiración asistida, reflejan el inmenso poder de la mujer en el ámbito de la atención paramédica, no solo como expertas, sino como seres humanos que entienden que, más allá de la técnica, el verdadero rescate está en el corazón.
“Su labor es vital no solo por las vidas que salvan, sino por el mensaje que envían, que la compasión, la destreza y la humanidad no tienen género, y que el mundo necesita más de esa combinación perfecta que ellas representan en cada servicio de emergencia”.
De igual modo Víctor Izaguirre, señaló que trabajar con su hija y las demás jóvenes del equipo es un motivo de orgullo y satisfacción. “Es un honor y un orgullo que la vida nos dé estos retos en pro de la ciudadanía”, comentó emocionado.
Y no es para menos. Las emergencias a las que se enfrentan diariamente, desde caídas leves hasta partos en ambulancia, ponen a prueba su templanza y habilidades, pero también les permite dejar una huella profunda en la vida de las personas a las que asisten.
"Cada emergencia nos impacta emocionalmente, porque nuestra labor es darle un trato cálido y humano a la persona en desgracia".
De entre todas las intervenciones, los partos en ambulancia son los momentos más inolvidables. "Ayudar a que una vida prevalezca en esas circunstancias es algo que nunca se olvida".
El ERAM cubre turnos exhaustivos, desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche, atendiendo entre 60 y 70 servicios de urgencia cada semana.
"La ambulancia nunca para, y el equipo especial atendido por mujeres trabaja de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, de lunes a sábado".
A pesar de la carga de trabajo, lo que más les reconforta es el agradecimiento de los pacientes. "El mayor y mejor reconocimiento es una sonrisa del paciente. Muchas veces no hay tiempo para que nos den las gracias, pero una mirada de gratitud lo dice todo".
En cada misión, estas mujeres y su compañero Víctor no solo responden a una emergencia; brindan esperanza y humanidad a aquellos que más lo necesitan.