Hace más de 50 años, Pedro Reyna tuvo la necesidad de buscar como generar más ingresos para mantener a su familia, pues con seis hijos, su trabajo como velador no le alcanzaba, por lo que comenzó a vender gelatinas, un negocio que hoy en día sus hijos y sus nietos continúan y que se ha convertido en una tradición “Porque quien no viene a Soledad y se come una gelatina, no vino a Soledad”.
Así lo platica su hija, Natividad Reyna, quien al igual que su padre, se dedica a la elaboración y venta de gelatinas en las principales calles de Soledad de Graciano Sánchez, indicando que cada fin de semana se hacen 200 y durante la semana, se van preparando más, de acuerdo a la venta que se tenga, aunque la mayoría son de vainilla, pues es el sabor favorito de los clientes.
“Tenemos más de cincuenta años vendiendo gelatinas, fue mi papá quien comenzó con el negocio en Morales y luego nos venimos a vivir a Soledad, actualmente tres de sus hijos nos dedicamos a este negocio e incluso ya sus nietos también, en mi caso, tengo 32 años vendido, comencé para apoyar en los gastos a mi esposo” dijo a El Sol de San Luis.
Indicando que precisamente una de las satisfacciones que le ha dejado este negocio, es poder apoyar en la compra de su casa, pero sobretodo, el poder ver a sus hijos ya grandes, con una vida hecha, e incluso, algunos de ellos también dedicándose al negocio de las gelatinas, que dijo, implica una responsabilidad, por la calidad y la higiene con la que se elabora el producto, para que los clientes lo sigan consumiendo.
Al ser cuestionada sobre si durante el tiempo que se ha dedicado a la venta de gelatinas, ha enfrentado alguna situación que le afecte en el negocio, dijo que afortunadamente al recorrer las calles e incluso vender en las escuelas, la gente los conoce, entonces los respetan, así que los robos que han sufrido, solo son han sido de gelatinas.
“Hay una anécdota que nos da risa, porque estábamos vendiendo, nos metimos a una taquería a ofrecer nuestras gelatinas, dejábamos el carrito afuera y nunca nos dimos cuenta, que sacaron la mitad de las que traíamos, hasta que llegamos al siguiente negocio, nos dimos cuenta, nos da risa, porque fue por descuidados” platico.
En temas más serios, doña Naty, como también la conocen, se refirió a como temas como la guerra entre Rusia y Ucrania, la ha afectado, pues se ha presentado un incremento de hasta un cien por ciento en los insumos que utiliza, pues por ejemplo, una caja de vasos que costaba 300, ahora le cuesta 600, además de que en el caso de otros productos que utiliza, como los que utiliza para hacer el flan, hay desabasto y tuvo que buscar otros productos, para poder seguir elaborándolos.
“La verdad si se ha registrado un incremento en los precios de los insumos que utilizamos, dicen que es por la guerra, hay cosas que ahora cuestan el doble, otros de plano no hay, como los productos que utilizamos para hacer el flan, hemos tenido que buscar opciones, que cumplan con determinada calidad, porque la gente que n os compra, está acostumbrado a eso, no ha sido sencillo”.
Sin embargo, a pesar de estos contratiempos las ganas de vender gelatinas en Soledad, esperando que sea una labor que n o solo sus hijos continúen, sino sus nietos también.