El Día de Muertos, una de las tradiciones mexicanas más entrañables, se vive con gran devoción en los panteones de Soledad de Graciano Sánchez. Desde finales de octubre, los dos cementerios municipales, “Nuestra Señora del Refugio” (panteón uno) y el Panteón Dos, se han convertido en puntos de encuentro de familias que honran a sus seres queridos en un ambiente que combina color, arte, y un profundo sentido de recuerdo.
La atmósfera festiva se percibe desde la entrada de los panteones, donde las fachadas están decoradas con murales inspirados en esta festividad, símbolo de la muerte en la cultura mexicana. Esta intervención artística ha dado nueva vida a las paredes, convirtiéndolas en lienzos vibrantes que conectan con la sensibilidad de los visitantes. Los murales, pintados por artistas locales, fueron creados especialmente para esta celebración, en una iniciativa del Ayuntamiento para revitalizar los espacios de memoria y rendir homenaje a la vida y la muerte .
En el interior, el aroma de las flores recién cortadas invade los sentidos. Las coronas de cempasúchil, gladiolas y crisantemos se venden en las afueras y son colocadas amorosamente en cada tumba, decoradas con veladoras y detalles personales. Los vendedores de flores instalan sus puestos en las inmediaciones desde días antes, y el movimiento es constante: familias de todas las edades llegan cargando ramos y coronas para adornar las tumbas de sus seres queridos. La imagen es conmovedora; padres explican a sus hijos pequeños sobre los significados de cada detalle, mientras limpian las lápidas y colocan las ofrendas. “Venimos cada año porque es nuestra manera de demostrarles que no los olvidamos”, comenta una mujer mientras acomoda una corona de cempasúchil en la lápida de su abuelo.
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El trabajo de limpieza y mantenimiento, supervisado por el Ayuntamiento, ha transformado los panteones en espacios dignos y hermosos. La Dirección de Servicios Municipales coordinó cuadrillas que se encargaron de deshierbar, pintar las jardineras y banquetas, y rehabilitar el área de la capilla. Además, el horario de visita se amplió de 8 a.m. a 8 p.m., para que más personas puedan visitar y recordar a sus difuntos sin prisas, en un entorno seguro y ordenado .
La tradición del Día de Muertos, en Soledad de Graciano Sánchez, se convierte en un mosaico de colores, sonidos y aromas que renueva el lazo entre generaciones y refuerza el sentido de comunidad. La atmósfera del lugar, donde la muerte se celebra como parte de la vida, invita a reflexionar sobre la importancia de mantener viva la memoria de aquellos que se han ido.