Bolear zapatos es un negocio que desde hace mas de 50 años, ha permitido que la familia de María del Socorro Rivas Martínez viuda de Esparza, se mantenga y aunque ha tenido altas y bajas, sobre todo con la pandemia, esta mujer va casi a diario a la plaza principal de Soledad, a trabajar junto con su hijo, pues es de donde sale para pagar las necesidades mas importantes, como la comida, el agua y la luz.
Fue su esposo hace mas de 50 años, el que inició con el negocio, que al principio, estaba ubicado frente al Palacio Municipal, donde duró 35 años, sin embargo fue reubicado durante la administración de Ricardo Gallardo Juárez y ahora, ocupan un espacio frente a la iglesia de La Soledad, donde ya tienen 19 años y la gente que quiere traer sus zapatos limpios, los sigue buscando.
Del como empezó a bolear zapato, María del Socorro cuenta que fue su propio esposo quien la inició, alentándola a que aprendiera, por lo menos con el calzado de color negro, que es el mas común, para que pudiera sacar a su familia adelante, en caso de una necesidad.
“Le doy gracias a Dios, que el señor que me dejo aquí, me dijo si nadie te quiere apoyar y te ves preocupada por dinero, ponte a bolear, aunque sea puro zapato negro, porque es el que mas se consume, cuando murió, hace 19 años, mi hijo me dijo o agarras el trabajo tu o lo agarro yo, así que a la fecha aquí seguimos, juntos hasta que Dios lo permita”.
Sobre el trabajo, María del Socorro Rivas Martínez viuda de Esparza dijo están todos los días, regularmente por las mañanas, ya que difícilmente llegan clientes en la tarde, asegurando que en un día bueno de trabajo, bolean hasta 35 pares de zapatos, mientras que en un día flojo, son únicamente diez pares, lo que les permite vivir al día.
“Aquí nos traen zapatos a bolear, la gente nos ha tenido confianza y saben que somos seguros, ahora si que no somos de que nos quedemos con las cosas, hasta a la casa nos llevan los zapatos, nosotros nos dedicamos a trabajar, porque es mejor ser estables y ser honrados, aunque sea pobremente” dijo a El Sol de San Luis.
Y aunque es un negocio de donde ha salido para mantener a su familia, María del Socorro reconoce que no todo ha sido bueno, ya que la pandemia si les afectó muchísimo, ya que los niños dejaron de ir a la escuela y son parte importante de sus clientes, al igual que muchos trabajadores, que de igual manera, tuvieron que quedarse en casa, pero afortunadamente todo ha comenzado a reactivarse y nuevamente sacando lo del día.