Soledad de Graciano Sánchez.- A la obligada estancia en casa para evitar contagios de COVID-19, también se le suma la medida de la Ley Seca, lo que puede desencadenar la despersonalización que se vuelve amenazante en el entorno familiar.
De acuerdo la psicóloga, Elvia Elizabeth Juárez Olivo, a últimas fechas se han fusionado los peligros o temores externos con los internos. Perder el contacto continúo vuelve amenazante todo lo que venga de lo exterior, de ahí la alteración de la percepción o la experiencia de uno mismo de tal manera que uno se siente "separado".
Generalmente el cuerpo necesita contención, algunas veces se logra a partir de "llenar" simbólicamente a partir de la bebida, el alcohol, la comida o las drogas.
Actualmente se considera que el costo emocional o ‘boom’ que se dará a partir de esta situación de emergencia, solo puede ser trabajada a partir de límites; en horarios, en autocuidados, sobre todo personas vulnerables a las cuales les ha resultado o les está resultando difícil conseguir lo que habitualmente "conseguían" antes de este encierro o aislamiento que se vuelve amenazante.
Experto en sicología como Massini, dijo, habla de priorizar lo urgente de aquello que no lo es a partir de sentirnos cautivos; la solidaridad, la empatía y el nuevo entendimiento en proceso de adquisición de nuevas normas sociales y cambios de rutina serán necesarios para creer que algún día, la situación por la que hoy atravesamos, volverá a la "normalidad".