Un recorrido de un poco más de una hora 20 minutos sobre la carretera México 70 en dirección al municipio de Rioverde, se encuentra la comunidad de Palo Seco, un territorio perteneciente a la Zona Media del estado donde se puede observar en parte de sus cerros y planicies las cactáceas de la típica Pitahaya agría.
Este cactus crece en territorio potosino y se da de diferentes especies, la más conocida y comercializada en la capital es esta, que se distingue por las espinas gruesas que cubren la superficie de su cáscara.
Don Ernesto Montiel Torres, residente de esta comunidad, año con año visita la zona oeste de esta comunidad, para poder colectar esta fruta exótica típica de temporada.
“Aquí mucha gente se dedica a cortar la pitahaya para uso personal, pero también hay familias que se dedican a la cosecha pues es un fruto codiciado en esta temporada de calor. Aquí en Palo Seco muchas personas elaboran desde nieves, dulces y bebidas artesanales de la pitahaya”.
Montiel Torres señala que la oferta de la Pitahaya comenzó a principios de 1992, con los frutos silvestres que se dan en el territorio, pero que no fue hasta ocho años después que se comenzaron a sembrar pitayeras enfocadas al consumo nacional e internacional.
“Aquí normalmente se da la agría, que tiene espinas. Pero en ejidos más adelante y en el municipio de Rioverde y San Ciro de Acosta se dan otras semillas de la Pitahaya, que es un poco más dulce y que su cáscara ya no tiene espinas. Esas Pitahayan necesitan de más humedad y son cosechadas de manera diferente. Las que hay aquí son silvestres. Es decir que el estado de San Luis Potosí sólo cuenta con dos especies de Pitahayas, pero en Palo Seco se caracterizan por su color rojo violáceo intenso, a diferencia de las que se cosechan en la Zona Huasteca, las cuales son blancas, más grandes y la planta tiene otras características”.
Estas pitayeras silvestres que se dan en Palo Seco, crecen en territorios semi áridos, donde es común que pastoree el ganado, una característica esencial. Pues según lo mencionado por el señor Montiel Torres, este ciclo es importante debido a que la fauna de la zona permite que el cactus de la pitahaya crezca entre 50 y 100 pitayeras por hectárea.
“Gracias a esto, los cactus pueden crecer casi hasta tres metros de alto y de grosor hasta unos 15 centímetros. Las Pitahayas crecen en la punta y para retirarlas las sacamos con un palo con punta que sirve para poder cortarlas, pues a veces la altura nos impide llegar hasta ellas”.
Las Pitahayas están listas para consumirse una vez que han logrado alcanzar un tamaño de tres pulgadas de ancho, pues a diferencia de las tunas, esta fruta exótica llega a obtener una dimensión mayor de crecimiento.
Actualmente la demanda y consumo de la Pitahaya ha incrementado en el mercado regional del estado, por ello su consumo se ha vuelto común por su aspecto exquisito y exótico como fruto. El costo de una pitahaya puede llegar a costar en esta zona de la entidad de entre 5 y 10 pesos. Pero al momento de comercializarse y trasladarse a otras partes de la región, su precio puede llegar a costar el doble.
“Se ha vuelto muy demandada la verdad, pero como aquí crece de manera silvestre la gente pude venir a cortarlas sin problema, aunque muchas de ellas ya se encuentran algo picadas por las aves que integran esta área natural. Sus beneficios entre los más importantes, se dice que tiene vitamina C, hierro y propiedades curativas para las infecciones urinarias”.
Y en efecto, Secretaría de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (SAGARPA), ha catalogado este fruto como uno de los alimentos de temporada que contienen un alto valor nutritivo, el cual hasta puede combatir la anemia y proporcionar al cuerpo humano de elementos esenciales como el fósforo, calcio y fibra.
“La pitahaya es un fruto delicioso, contiene 80 por ciento agua y 20 por ciento fibra, del cual hay que esperar unos 10 meses para que se dé y se pueda consumir. Afortunadamente San Luis posee naturalmente una producción basta de esta tuna, la cual tienen que probar y conocer”.