El estado de San Luis Potosí está catalogado como una entidad federativa en la que tradicionalmente se fabrican armas “hechizas” conocidas como “cachimbas” y ahora también poncha llantas, la autoridad ya ha identificado algunos lugares donde se fabrican y coordinan acciones para aplicar la ley.
Así lo comentó el General Guzmar Ángel González Castillo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana quien dijo que todas las autoridades tienen aseguramientos con armas hechizas, “San Luis Potosí está muy referido en ese sentido, en eso se caracteriza y desde la época revolucionaria aquí se han fabricado armas, es muy común que encontremos que la gente que anda delinquiendo use ese tipo de artefactos”.
Resaltó que ante esa situación, con la Fiscalía se trabaja haciendo una colaboración conjunta para ubicar a quienes están fabricando armamento hechizo, que se ha detectado ya es en varios lugares.
La mayoría de este tipo de armas son elaboradas con materiales que van desde tubos metálicos galvanizados, madera, tuercas, algún tipo de material elástico, resortes, clavos, etc. en general, cualquier material que sirva como percutor y un tubo cañón que aloje en su “recámara” un cartucho para arma de fuego, no importa, lo que sea, el objetivo es efectuar disparos.
Hay casos en que quienes fabrican esos artefactos tienen conocimientos mas amplios sobre el funcionamiento de las armas de fuego y si se cuenta con los recursos, la dedicación y el acceso a herramientas y piezas más especializadas como tornos, maquinas soldadoras, se está en condiciones de elaborar artefactos con mayor similitud a una arma de fuego y con más precisión para efectuar disparos.
Otro factor que podría facilitar su adquisición, es que al no ser armas de fuego, su venta no es ilegal y se obtendrían a un bajo costo, sin embargo también representan un riesgo para quien las usa, al ser fabricadas con materiales que no fueron diseñados para soportar la presión que generan los gases producidos por la deflagración de la pólvora de un cartucho para arma de fuego, se convierten en una bomba de tiempo tanto para el “objetivo” como para el usuario, el “arma” podría reventar y sus fragmentos proyectarse en cualquier dirección.