Servidos con lechuga, papas, zanahoria, crema, queso y hasta cueritos en algunos casos, los tacos rojos, también conocidos como tacos Camila, es otro de los platillos que no pueden faltar durante las fiestas patrias junto a otros platillos tradicionales mexicanos, como son el pozole y hasta las enchiladas potosinas, que son buscados por mucha gente los días 15 y 16 de septiembre.
De acuerdo con lo que cuenta la misma gente, se trata de un platillo que tiene su origen en la época de la revolución en San Luis Potosí y que poco a poco se fue popularizando a tal grado que hoy en día es común encontrarlo en lugares como restaurantes, hasta fondas y puestos en la calle, en donde son elaborados principalmente por mujeres.
Entre estos lugares esta el negocio de Silveria Zapata, ubicado en la calle de Matamoros en Soledad de Graciano Sánchez, quien se dedica desde hace casi 20 años a la venta de antojitos, siendo precisamente los tacos rojos, el más vendido en su negocio, el cual le ha permitido dice, ser una mujer independiente.
La comerciante dice que si bien los tacos rojos siempre se venden bien, durante la celebración de las fiestas patrias se incrementa aun más la venta, a tal grado que incluso solicita una extensión en el horario de venta, por lo que durante estos días su negocio permanece abierto desde las 9 de la mañana, hasta las 12 de la noche, ya que la gente llega a buscar su comida.
“Nosotros vendemos antojitos, son los tacos rojos lo que más vendemos, aunque también tenemos pozole y las tradicionales enchiladas potosinas, es lo que más se vende, tenemos casi 20 años con este negocio que comenzó debido a que necesitaba tiempo para mis hijos y aunque ayuda en la economía de la familia, también me permite ser una mujer independiente, porque mi esposo trabaja, pero en otra cosa” dijo en entrevista.
De la elaboración de los tacos, Silveria dijo que el amor es el ingrediente principal, pues le encanta cocinar para los demás, refiriendo que previo a que lleguen los tacos rojos a la mesa, se requiere una preparación de dos horas, que es lo que se lleva para preparar el chile en el que sumerja las tortillas, coser las papas, la zanahoria, la lechuga, un proceso hecho con toda la higiene necesaria para llevar un platillo de calidad a la mesa.
El cual dice, continuará realizando hasta que Dios y la vida le permita, pues es algo que de verdad le gusta preparar.
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