Desde la Secretaria de Salud de Gobierno del Estado, se estaría en la posición de esperar más avances en las investigaciones que se realicen sobre posibles afectaciones por el consumo de refrescos light, esto luego de que se llegó a señalar que son graves algunos de sus efectos.
De manera reciente se publicó información referente a que consumir refrescos light aumenta el riesgo de sufrir ataques cardiacos o derrames cerebrales.
Yasmin Mossavar – Rhamani, es investigadora en el área de alimentación nociva para la salud, por medio de la escuela de Medicina Albert Einstein de Nueva York, publicó un estudio de investigación en la American Heart Association y la American Stroke Association, en la que se entrevistó a 81 mil 714 mujeres postmenopáusicas de entre 50 a 70 años, participantes de la Women´s Heatlh Iniciative, de 1993 a 1998 se les aplicó una encuesta y a los 12 años se repitió la misma metodología incluyendo edad, consumo de bebidas endulzadas artificialmente, tensión arterial y tabaquismo.
La información fue publicada el pasado 14 de febrero de 2019, en donde se determinó que quienes consumen dos o más latas de refrescos light al día, incrementan el 29 por ciento de riesgo padecer un infarto cardiaco, en 31 por ciento de isquemia o hemorragia cerebral, 16 por ciento el riesgo de mortalidad y algunas de estas cifras se duplicaron sí la persona tenía diabetes mellitus y más aún en mujeres afroamericanas con antecedente de infarto cardiaco.
En la dependencia que dirige Mónica Liliana Rangel Martínez, justo en la Dirección de Salud Pública, se indicó que esperarán a que se ofrezca más información sobre los avances de dicha investigación ya que se ha concluido que no existe evidencia suficiente para concluir el aumento de dicho riesgo, tampoco una asociación causa efecto, ya que está basado en una encuesta y no considera otras variables que generan sesgo en la información.
Hay algunos estudios observacionales respecto asociación entre algunos edulcorantes y el riesgo de resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares y cálculos renales, sin embargo a la fecha, no se ha determinado una relación causa efecto, se continúan realizando más estudios, que documenten el aumento del riesgo y disminuyan los sesgos de que dicho riesgo sea atribuible a otras variables.
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