En los Servicios Estatales de Salud (SES) se atiende a poco más de 13 mil pacientes con hipertensión arterial, de los cuales el 72.7 por ciento corresponden al sexo femenino, y al ser parte principal de mortalidad dentro de las enfermedades cardiovasculares, es de suma importancia hacer conciencia mediante revisiones frecuentes por profesionales de la salud ubicados en las diferentes zonas del estado, así como el autocuidado para reducir y controlar sus complicaciones.
Se estima que en México más de 30 millones de personas viven con la enfermedad, es decir, una de cada cuatro tiene este padecimiento, mientras que el 46 por ciento lo desconoce, según cifras de la Secretaria de Salud del Gobierno de la República Mexicana.
Con la finalidad de promover la concienciación y los esfuerzos para prevenir, diagnosticar y controlar la hipertensión arterial, condición que constituye el principal factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares.
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Teresa Acosta Gutiérrez, responsable de las Unidades de Especialidades Médicas de Enfermedades Crónicas (UNEMES EC) de los Servicios Estatales de Salud, puntualizó que se trata de un malestar crónico en la que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos. Cada vez que el corazón late, bombea sangre a los vasos, que llevan la sangre a todas las partes del cuerpo.
La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanta más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.
En etapas iniciales, la persona carece de sintomatología, por ello es tan alto el porcentaje de quienes desconocen que la padecen. Conforme avanza, los síntomas más comunes son el dolor de cabeza, zumbido en el oído, sensación de ver luces, náuseas, vómito, sangrado nasal recurrente e incluso palpitaciones. En la fase aguda también puede provocar cansancio, confusión, ansiedad, dolor torácico y temblores musculares.
Otros factores de riesgo para desarrollarla son la falta de actividad física, el consumo excesivo de sal y alcohol, la ingesta insuficiente de potasio, tabaquismo, estrés, antecedentes familiares de hipertensión o tener más de 60 años de edad. Todos los adultos deben medirse su tensión arterial periódicamente, ya que es importante conocer los valores, además de adoptar medidas para minimizar las probabilidades de padecer hipertensión y sus consecuencias adversas.
Existen algunos cambios de hábitos, como el hecho de tomar alimentos más saludables, dejar de fumar y practicar más actividad física, que pueden ayudar a reducir la tensión arterial, aunque algunas personas pueden necesitar medicamentos que deben ser recetados por su instancia médica y no se debe recurrir a la automedicación.