Ser mujer no es fácil; dirigir una agrupación de decenas de comerciantes tampoco, pero ser mujer y lideresa al mismo tiempo es doblemente difícil.
Sandra Lara Corvelle lleva en la sangre el ser líder. Lo heredó de su madre, María de Jesús, Ambas dirigen una de las más activas agrupaciones: La Unión de Comerciantes “Heroínas Mexicanas “.
Ser líder se hereda, dice Sandra con certeza. “Se lleva en la sangre …”, sostiene.
Orgullosa de su madre, a la que describe como una luchadora, una guerrera, y una de las primeras dirigentes de mercaderes de vía pública -y que sigue vigente, a la fecha-, admite las dificultades de ser mujer en un ambiente dominado por hombres.
“Antes te relegaban; hoy es menos, pero para llegar aquí se batalla, se sufre pero ayudar a la gente tiene su recompensa. La recompensa es escuchar que te den las gracias…”.
Dice respetar a los líderes que se forman, “pero es más gratificante cuando uno lo lleva en la sangre”.
Así como mujer, se enfrenta no solamente a las autoridades cuando se pretende afectar a sus agremiados -o se colabora con ella cuando hay beneficios en común- sino también a otros dirigentes que tienen otros intereses.
Sandra, desde su puesto de ropa en la calle Reforma, recomienda a las mujeres no fortalecerse solamente en su día, sino hacerlo todos los días, sobresalir en todo cada día. “Las felicito, salgan todas adelante; se puede, todo se puede…”.