Las estadísticas de salud reproductiva en México reflejan avances y desafíos en aspectos como la planificación familiar, la mortalidad materna, el acceso a servicios de salud y la educación sexual, según se reporta en la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA).
Pues se menciona que se hacen esfuerzos por fortalecer la cobertura en salud, a raíz de que la tasa de fecundidad ha disminuido en las últimas décadas; en 2020, se estimaba en alrededor de dos hijos por mujer, acercándose a la tasa de reemplazo generacional. Sin embargo, esta cifra varía por regiones, siendo mayor en áreas rurales o con menor acceso a servicios de salud.
En relación al embarazo adolescente, la tasa de embarazo adolescente sigue siendo un desafío importante. En 2020, se registraron aproximadamente 70 nacimientos por cada mil adolescentes entre 15 y 19 años, una de las tasas más altas en América Latina.
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Por lo anterior, en noviembre, la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, conmemora Mes de la Salud Reproductiva, pretendiendo intensificar las acciones de autocuidado de la salud, desde recomendar que se prolongue el periodo de un embarazo a otro, esto con la finalidad de que el organismo de la paciente trabaje en su recuperación; el uso informado y responsable de métodos anticonceptivos, atención en el climaterio y menopausia, así como fomentar entre la población masculina la planificación familiar a través de la vasectomía sin bisturí.
Mirna Chavarin Nuño, jefa del departamento de Salud Reproductiva de los Servicios de Salud, dijo que durante este 2024 se han otorgado un total de 5 mil 967 consultas de planificación familiar, 189 vasectomías y en los clubs de embarazo 206 atenciones, y destacó que las acciones dirigidas a la adolescencia están encaminadas hacia el ejercicio de una sexualidad responsable, satisfactoria y segura, así como la libertad de tener o no tener hijos, cuántos y cuándo tenerlos.
La prevención y atención para una sexualidad saludable no está vinculada solamente al potencial reproductivo, sino que también busca mantener las mejores condiciones de salud posibles en los periodos de transición, como la pubertad, el climaterio y la menopausia, por lo que se trabajan estos temas con acciones en los programas de: salud sexual y reproductiva en la adolescencia; anticoncepción, planificación familiar y salud sexual; salud materna y salud perinatal; aborto seguro; violencia de género y el cáncer de la mujer.
Para lograr una salud sexual y reproductiva sana, autónoma y con dignidad desde la adolescencia, es necesario hablar y entablar relaciones basadas en el respeto, y tanto las relaciones sociales como sexuales requieren de información oportuna para la toma de decisiones sobre el propio cuerpo y el de otras personas; ello implica la comprensión, conocimiento, apropiación de los derechos sexuales y reproductivos y la reducción o eliminación de riesgos.