Para todas las realidades, circunstancias y situaciones de la vida, sea cual sea, los Santos siempre serán un ejemplo a seguir, porque son hermanos nuestros que vivieron el Evangelio del amor y tuvieron una fe operante, diligente, activa y verdaderamente comprometida, no tuvieron una fe de puras palabras, sino una fe firme, sólida, que los hizo aplicar sus virtudes y dones en favor de los demás, y así ganarse el Reino de los Cielos y subir a los altares.
Y es precisamente la enseñanza de vivir el amor al igual que lo hizo Cristo bendito y todos sus Santos, tal es el caso de San Luis IX Rey de Francia, que su ejemplo de vida nos debe inspirar a vivir de forma auténtica el Evangelio, esa es la enseñanza que nos dejó y su gran legado dejó una huella transcendental en la historia de la Iglesia.
No solamente es llevar el nombre de un Santo, sino vivir su ejemplo de amor, de justicia, de paz y bondad, de caridad cristiana, de temor de Dios.
Precisamente por esas acciones y actitudes subieron los Santos a los altares.
El ser humano siempre está buscando ejemplos de vida y modelos que nos ilustren, que nos motiven, y ahí está la vida de nuestros hermanos Santos.
La fe se tiene que vivir con hondo y serio compromiso, no debe ser una de aparente y religiosa que no deje ningún testimonio de vida y que no fructifique, porque la fe debe comprometernos a ser agentes de cambio para ser mejores cada día.
Lo anterior lo dijo Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Arzobispo de San Luis Potosí, quien tuvo un encuentro con familiares de los desaparecidos en Lagos de Moreno, municipio que pertenece a la Diócesis de San Juan de los Lagos, de la cual es aún Administrador Apostólico.
Evidentemente consternado y con semblante triste y preocupado, el Pastor Católico dijo que quiso llevarles una palabra de amor, de fe, de consuelo, de paz espiritual, para que puedan sobrellevar su profundo dolor, al que desde luego se une de corazón.
Indicó que todos debemos unirnos al dolor de nuestros hermanos que sufren la desaparación de un ser querido, ya sea hijo, hermano, amigo.
Pero aunque no conozcamos a las personas que sufren este terrible y profundo dolor, hay que unirnos y ofrecerles nuestro apoyo moral y espiritual, pues aunque no podamos hacer nada por ellos, el exterderles ese apoyo les dará consuelo y fortaleza para vivir con ese dolor de perder a la persona amada.
Con mirada amorosa, el máximo líder de los potosinos dijo que nos esforcemos todos por ser artesano de la paz. Todos estamos llamados a trabajar por la paz desde nuestra trinchera.
La parte de la Misa que a muchas personas les gusta más es la Consagración y la paz, dicen que cuando se dan el saludo de paz, se sienten confortados.
Seamos pues promotores y artesanos de la paz desde empezando en casa, con nuestra familia.