Usuarios del puente “Manuel José Othón” reportaron el desprendimiento de lozas de las paredes, que atribuyen a la vibración por el movimiento de trenes en los patios del ferrocarril. Temen que, por la falta de mantenimiento, ocurra una desgracia.
El paso a desnivel muy socorrido desde su inauguración en 1947, ha sido un constante dolor de cabeza para las autoridades municipales por su recurrente inundación durante la temporada de lluvias e, inclusive, fuera de esa época.
La falta de mantenimiento es notable –como lo deja ver el permanente grafiti en sus paredes- e, inclusive, es refugio de indigentes y malvivientes que suelen pernoctar en los huecos entre los sostenes de la parte superior.
Aunque algunos vecinos de colonias del barrio del Montecillo que recurren al paso peatonal aseguraron que el desprendimiento de varias lozas se dio tras el temblor de hace unos días, la realidad es que el desperfecto comenzó a presentarse desde semanas antes, y lo atribuyen a la vibración del paso de los trenes por encima, así como del tránsito de los automóviles, en especial los camiones del transporte urbano.
El grafiti y la basura acumulada es muestra también de la falta de mantenimiento, así como la falta de iluminación por las noches y la ausencia de vigilancia a pesar que a unos metros, junto a la iglesia de El Montecillo, se localiza una caseta de la Policía Estatal que, generalmente, permanece cerrada.
Aunque la dirección de Servicios Municipales en contadas ocasiones ha presumido la limpieza del puente, hasta el momento no disipado los temores de los usuarios que temen ocurra algún derrumbe en el sitio.