San Luis Potosí se distingue por su zona altiplano refugio de una gran diversidad natural. A 25 minutos de la capital, sobre la carretera Querétaro -Mexico 57, se encuentra la comunidad del Chiquihuitillo, una zona en dónde un 30 por ciento de los hombres que ahí residen se dedican a la elaboración de hilo de Ixtle.
El ixtle es una fibra natural que se obtiene de diferentes especies de magueyes, mismo que se encuentran alrededor de esta zona y dónde la mayoría en esta pequeña localidad son hombres los que se dedican a obtenerla, siendo las mujeres quienes las trabajan como materia prima para elaborar artesanías.
Este Ixtle, según lo relatado por la familia Lorenzo Jiménez, se obtiene del agave blanco, el cual corta y tras un proceso de extracción artesanal sacan las fibras de sus pencas para hacer cuerdas.
"Aquí se pueden encontrar gran variedad de agaves, pero sólo utilizamos algunos para sacar las fibras. Es un proceso muy largo porque se tienen que recorrer largas distancias, cortar las pencas, golpearlas para sacar la fibra y peinarlas para poder armar el hilo", comentaron.
Gran parte de esta comunidad tiene acceso a terrenos donde el agave crece de manera endémica en este sitio, a unos 20 minutos de cada vivienda. Por lo cual su recolección cuesta un poco de trabajo debido al traslado.
Cada prenda u hoja de maguey puede llegar a medir de los 70 cm hasta el metro y 20 cm de largo, todo dependerá del maguey que deseen cortar.
"Las hojas las cortamos con machete porque son muy duras y difíciles de sacar. Cortamos desde las que están cerca de la base o piña y no cortamos todas, solo algunas. Cortamos al menos seis para que tengan tiempo de volver a crecer y podamos regresar a cortar".
La familia Lorenzo Jiménez especifica que al mes pueden llegar a cortar unas 60 hojas de maguey, las cuales son pocas y permiten que esta planta se regenere a lo largo de tres semanas.
Luego estas hojas se aplastan sobre una madera larga e inclinada, dónde los hombres comienzan a golpearlas con otra madera de un tamaño más reducido, este paso ayuda a sacar la fibra de la penca del maguey.
"Para poder sacar un costal de fibra vamos a necesitar de 10 a 15 hojas de maguey. El cual nos servirá para elaborar unas 20 piezas artesanales".
Después de esto se comienza con el raspado de la fibra, el cual puede realizarse con una herramienta de madera que tiene apariencia de torno, o bien si existen biznagas de gran tamaño en la zona, las mujeres de la familia van y las peinan con las mismas espinas de esta cactácea.
"Aquí nos acomodamos con todo, así enseñaron a nuestra familia a hacerlo".
Tras el raspado de hojas, se comienza con la hilación del Ixtle, la cual se realiza mediante la utilización de ver los palos de madera en dónde se amarra la fibra, para que mujeres y hombres comiencen a enredar la fibra y jalarla, la cual se va enrollando en un pequeño rodillo para darle forma de madeja.
"Ese es el último paso, de ahí podemos comenzar a tener arreglos de flores, bolsas, canastillas, sombreros y piñatas. Cada hilo se colorea del tono que se necesite y así se comienza cada artesanía".
Cada pieza artesanal que pueda llegar a elaborar esta familia, tiene un proceso y costo diferente. Una de ellas utilizan la fibra de ixtle en un grosor mucho más amplio, para que el entramado de esta fibra sea mucho más resistente por ejemplo para las bolsas de asa.
Para las flores se utiliza un hilo mucho más delgado pero igual de resistente. Estos hilos se colorean de manera natural, ya sea con café, cochinilla y hasta con hojas de betabel.
Y es que al tejer esta fibra se ha convertido en toda una tradición cultural que abarca desde las pequeñas localidades de Villa de Reyes, Zaragoza, hasta llegar a Santa María del Río.