Los caminos de la enseñanza llevan al ser humano por grandes historias. La superación ante la adversidad y el cúmulo de experiencias non gratas también incentivan la ambición no sólo de salir adelante, sino de formarse como individuo en este mundo tan cambiante.
Ricardo Reyes Báez de 63 años de edad y originario de Monterrey Nuevo León, es un hombre que ha sabido sortear las complejidades de la vida. Ricardo se hizo viral en las redes sociales tras una foto que atestigua su ímpetu y ganas de formar parte del estudiantado de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, al presentarse a realizar el examen de admisión de esta institución.
La senda de experiencias que ha recorrido este hombre es por demás impactante, por ello Reyes Báez comparte para El Sol de San Luis su historia.
La infancia de Ricardo estuvo repleta de pobreza. Él y sus 12 hermanos siempre lucharon para poder estudiar y salir adelante. Vendió chicles en la calle, e iba con su cajón para “dar grasa a la gente”, lavar carros y vender periódico también era parte de sus días, siempre con la visión de labrarse un futuro mejor.
Después de desempeñarse como empleado en varias áreas de la educación, en el año 2010 se jubila por presentar problemas de memoria, viéndose obligado a decir adiós a cualquier ámbito laboral. Este ejemplar padre de familia tuvo que buscar otras maneras de poner a trabajar su memoria, pues el miedo al olvido y a la ausencia de recuerdos estaban repercutiendo en su estado anímico.
“De repente se me olvidaban las cosas y me quedaba totalmente desconcertado. Por eso decidí jubilarme y para evitar un deterioro mayor de mi memoria, busqué otras alternativas. Me puse a hacer crucigramas, ejercicios mentales y finalmente decidí entrar a la Preparatoria “San Luis Rey “ en la colonia Las Piedras”.
“Los maestros de esta preparatoria me brindaron la ayuda que necesitaba, su conocimiento cayó en mi como cascada. Entre ellos tengo que agradecer al maestro Jorge Guevara, quien con sus clases de Historia me ayudó a recuperar lo que creía perdido. También le tengo una gratitud infinita al maestro de Matemáticas que me tuvo mucha paciencia para ayudarme a recordar todo ese conocimiento adquirido en años atrás, en diferentes ciclos escolares”.
Las espacios en blanco en la mente de Ricardo eran tan continuos y largos que duró muchísimos años sin poder entrar a la preparatoria después de su jubilación, pues dice, no podía localizar su certificado debido a que había olvidado hasta el nombre de la secundaria donde había estudiado.
Pero eso cambió con el tiempo, su esfuerzo y el gran apoyo de su familia y de quienes le conocían le ayudaron de a poco a ir recobrando esos destellos de memoria, a la que hoy se aferra para continuar su propósito de vida.
Ricardo aplicó el examen de admisión en la Facultad de Derecho “Ponciano Arriaga Leija” por parte de la UASLP. ¿Su motivación?, la defensa de los Derechos Humanos.
“Un familiar de parte de mi esposa, se encuentra privado de su libertad en el CEPRERESO de La Pila. Este familiar cuenta con varios años en proceso, y aún no le dictan sentencia. Su abogado de oficio se ha aletargado en el desarrollo del caso y lo que quiero es poder brindarle una defensa justa. Ya sea con una carrera construida en la UASLP o en otra institución, mi finalidad es estudiar Derecho para dedicarme a litigar y convertirme en abogado para poder ayudar a los presos y presas que siendo inocentes aún se encuentran en la cárcel”.
Y es el estudio, descubrir y adquirir nuevos conocimientos lo que más lo incentiva, “Estudiar es una de las acciones más bellas. Quiero aprender de todos los tipos de Derecho, del penal, mercantil, de todos y después especializarme para ayudar a la gente que tiene problemas”.
“Muchas de las veces es la pobreza la que impide que las personas privadas de la libertad tenga acceso a un proceso limpio y justo, yo quiero ser ese eslabón que hace falta para hacer las cosas de manera correcta”.
Sus 6 hijos, producto de dos matrimonios, le apoyan con la decisión de continuar su camino para formarse en la abogacía.
“Yo les decía que quería ocupar mi tiempo en algo provechoso y entonces mi esposa me empezó a dar ánimos, me decía que estudiara y terminara, y cuando empecé a manifestarles mis deseos de entrar a la UASLP, me respaldaron aún más”.
“Con el apoyo de ellos voy a lograr mi cometido. Tengo muchas expectativas en la carrera en caso de que entre, porque ahí recuperaré todo el bagaje cultural que he perdido y de paso tener un título”.
Por otra parte, su hija Miriam Reyes expresó sentirse orgullosa de su padre, y esperanzada de que este sea el inicio de una gran aventura repleta de gratas experiencias, y agregó que “Sólo puedo decir que es algo muy bonito que mi padre quiera seguir preparándose y cumplir más y más metas. Y si llega a quedar será algo fascinante. No hay ningún límite para seguir preparándose y no debe de haber ningún pretexto para no hacerlo. Para todos los jóvenes es un gran ejemplo de perseverancia y ojalá que lo tomen a muestra para sobresalir en la vida”.
Ricardo finaliza compartiendo una gran lección de vida, que demuestra que no importa cuantas veces tenga una persona que levantarse, siempre hay que encarar la vida con valentía y si se cierra un camino siempre habrá tiempo de trazar un nuevo destino.
“Sino quedo en la facultad, tengo un plan B y un plan C, siempre hay donde continuar nuestros sueños. Pero con un poco de esfuerzo se puede todo”.