Desesperados por la falta de ingresos, artesanos que operan en el callejón de San Francisco, en el Centro Histórico, se reinstalaron este jueves, pero no tardaron en ser retirados por inspectores municipales que les alegaron que su actividad no es esencial; hubo un conato de bronca que no pasó a mayores.
Por la mañana, algunos mercaderes, tanto de los grupos indígenas, como de los conocidos como "hippies", pretendieron instalar sus armazones para reiniciar la venta de sus artesanías.
Inspectores de la Unidad de Gestión del Centro Histórico arribaron al lugar, ubicado entre las plazas de Aranzazú y San Francisco, para recordarles que no contaban con autorización, lo que degeneró en una discusión y un conato de bronca, por lo que se solicitó el apoyo de policías municipales.
Los artesanos alegaron que desde hace tres meses están esperando el apoyo que el Ayuntamiento capitalino les había ofrecido, y que no han cumplido a pesar de que oportunamente hicieron llegar la documentación que les solicitaron.
Relataron que son 85 comerciantes, y ninguno ha sido apoyado; indicaron que están en toda la disposición de cumplir con las medidas sanitarias obligadas por la contingencia sanitaria porque necesitan trabajar, pero ni así se les dejó en paz.
Inspectores les pidieron que acudieran con Rocío Zavala, titular de la Unidad de Gestión, a lo que se rehusaron porque "ya hemos ido muchas veces y no nos reciben, ni nos dan apoyo".