Aunque varias de ellas están inactivas, la dirección de Comercio del Ayuntamiento capitalino intenta poner orden en las más de 30 rutas de “mercados sobre ruedas”, y acaricia un proyecto para reestructurar por lo menos algunas.
Derivado de molestias y, en ocasiones, enfrentamientos con vecinos de las calles donde se instalan, recién se inició una revisión para evitar que bloquearan pasos peatonales o de vehículos, pero en especial cocheras de domicilios particulares o el acceso a negocios establecidos. Así también, para no dejar basura al término de su jornada.
Inclusive, se les está obligando a respetar los horarios marcados, debido a que hay mercaderes que llegan desde la madrugada y provocan molestias con la instalación de puestos; otros, como se quejaron vecinos del barrio de San Juan de Guadalupe, hasta ingieren bebidas embriagantes mientras amanece.
También, tal y como lo prohíbe el reglamento de plazas y mercados, tienen prohibido fijar cuerdas en puertas, ventanas de inmuebles particulares u oficiales o en postes; también se les prohíbe clavar objetos en el piso.
A pesar que tales faltas son acreedoras de multas, hasta el momento ningún comerciante ha sido sancionado. Solamente la multa por obstruir el libre tránsito tiene un costo de 20 UMAs; por producir daños en pisos, áreas verdes u objetos situados en lugares públicos por el desarrollo de la actividad comercial, es de 60 UMAs, por ejemplo. Y van al doble en caso de reincidencia.
HAY RUTAS QUE YA NO FUNCIONAN
Así, mantenerlos a raya ha sido una labor difícil porque, según los datos más recientes de la citada dependencia municipal, se trata de poner en orden a seis mil 400 comerciantes dados de alta para trabajar en las 36 rutas conocidas de esos tianguis, de las que por el momento solamente operan 28.
Algunas operan un día a la semana, otras descansan los fines, pero hay las que permanecen activas toda la semana, como ocurre con la Ruta 1, que los lunes se instala en la calle 4 -entre la 11 y 13- de la colonia Industrial Aviación; los martes en Belisario Domínguez -entre Nicolás Romero y Lanzagorta-, en la Julián Carrillo; los miércoles en Manuel Muro, en la colonia San Luis; los jueves en el jardín de San Juan de Guadalupe; los viernes en Amado Nervo, entre Muñoz y Avanzada; los sábados en Zamarripa -entre Carlos Diez Gutiérrez y Mascorro-, en San Miguelito; y los domingos en Independencia, entre Mascorro y Justo Corro.
SE PARTEN EN DOS… O TRES
La mayoría de las rutas mantienen al menos un día de descanso, pero hay otras que solamente operan una vez a la semana, como ocurre con la Ruta 3 –que se instala los sábados en la av. Adolfo López Mateos, en la colonia Saucito-; la 11 que trabaja los lunes en la calle Camelias, en la colonia Tepeyac ; la Ruta 15 que los domingos se instala en Adolfo López Mateos; la 24, los jueves en Vallejo y privada 5 de Mayo, en San Juan de Guadalupe; y la 26 en calle Río Bravo e Inglaterra en Jardines de Oriente.
Cabe mencionar que hay límite en el número de puestos o giros pues, inclusive, hay rutas “que se parten en dos” y, al mismo tiempo, trabajan en dos lugares diferentes, como por ejemplo la Ruta 5 que los lunes opera en la unidad habitacional Simón Díaz y en la comunidad de Tierra Blanca, y los sábados en la colonia Las Piedras y nuevamente en Tierra Blanca.
Otra es la Ruta 6 que los martes está en la calle Oaxaca en la colonia Popular, y otra parte en la calle Gladiola, en la colonia Pedroza; también la Ruta 7 se parte en dos pero solamente los lunes: Una parte en la unidad habitacional Los Arbolitos y otra en las canchas de avenida México.
REGULAN PERMISOS Y ESPACIOS
La Ruta 10 es de las más grandes hasta el momento, pues “se parte en tres” debido a la cantidad de mercaderes que tiene: Como ejemplo, los lunes se instala en la calle Colibrí en Colorines, en Circuito Oriente en el fraccionamiento Mayamil y en la calle 67, en Prados; o los viernes en la calle Polvillo en la fracción de Morales, en la calle San Manuel en El Sauzalito y en av. Revolución, en El Paseo.
Sin embargo, la actividad sigue siendo regulada por el Ayuntamiento de la capital: desde el trazado de rutas y localización de los tianguis, hasta la autorización de mercaderes interesados en instalarse en alguno de ellos; los permisos, se aclara, son personalísimos e intransferibles, y solamente puedes ser utilizados por consanguíneos hasta el segundo grado.
Se dio a conocer que cada uno de los permisos está siendo revisado, para evitar el acaparamiento de lugares.
INGRESOS A LAS ARCAS
Y es que los mercaderes de tianguis de ese tipo significan también un ingreso a las arcas municipales; su uso de piso se cobra diariamente con “tarifas” de 0.15 UMAs a puestos de uno hasta cuatro metros cuadrados; de 0.19 de cuatro a seis metros y de 0.25 hasta ocho metros, sin contar lo que pudiera ingresar, en un momento dado, por multas a aplicar.
No obstante, el Ayuntamiento de la capital ha reconocido, de forma repetida, el papel preponderante de los tianguistas en el impulso de la economía de las familias y de la ciudad, siempre y cuando se haga de forma ordenada y segura para asegurar que esa actividad ofrezca también certeza al patrimonio de los mismos comerciantes.