Ante imponente y conmovedor recibimiento Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, hasta ahora Arzobispo Electo de San Luis Potosí, hizo su Profesión de Fe y tomó su sede Episcopal en la S.I. Catedral Metropolitana potosina, sede de los Arzobispos, donde renovó también su Fe como Sucesor de los Apóstoles.
Siendo la arquitectónica Catedral la sede Episcopal del Arzobispo, Mons. Cavazos Arizpe, rezó el Credo de los Apóstoles, renunció a Satanás y a todas las obras malignas, comprometiéndose a velar por la salud espiritual de los potosinos.
En la Profesión de Fe se comprometió firmemente a hacer cumplir la Ley de Dios y sus Mandamientos, así como a hacer cumplir las Sagradas Escrituras. Esto lo hizo ante la mirada de numerosos Sacerdotes, Diáconos, Religiosos(as), Fieles Laicos y todos los creyentes católicos.
Rezo ante las Sagradas Escrituras y dijo que velará por difundir y enseñar la fe fundamentada en la Doctrina auténtica de Cristo Jesús.
Previo a su Profesión de Fe, se le recibió en su sede con pirotecnia, mariachi, banderitas con los colores del Estado Vaticano, para bendecir a sus fieles con amor, diciendo a cada momento que viene a servir a su pueblo, no a servirse de él.
"Vengo como hermano, como amigo, para que unidos y tomados de la mano y fortalecidos en la fe, construyamos nuestros sueños, metas, y trabajemos para engrandecer el Reino de Dios".
El Arzobispo Electo, vestido de color púrpura, dijo que viene a ayudar y a sumar esfuerzos para que siga creciendo la alegría del Evangelio de Cristo Jesús y no a dividir".
Imploró al Espíritu Santo y pidió los siete Sagrados Dones y 12 Frutos del Paráclito Divino.
Ante un imponente recibimiento, el nuevo Pastor Católico de los Potosinos, Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, fue recibido por los diferentes Grupos Apostólicos y Misioneros Laicales, para recibirlo con vivas y porras con evidente y contagiante alegría bajo el lema "Bendito el que viene en el nombre del Señor".
Bendijo a todos los Grupos Apostólicos que se dieron cita y agradeció a todos los potosinos en general el haberlo recibido con profundo amor y respeto en nombre de Cristo Jesús, nuestro Dios y Señor.